Derechos Humanos y Dignidad de la Persona: Una Perspectiva Cristiana
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Los Derechos Humanos desde la Perspectiva Cristiana
Jesús nos enseña que debemos respetar a Dios y al prójimo, todo eso está escrito en la Biblia. El respeto por los derechos de la persona es la condición fundamental para la paz del mundo contemporáneo; la paz tanto dentro de los pueblos y de las sociedades, como en el campo de las relaciones internacionales.
En nuestra vida diaria, Dios nos habla por medio de los acontecimientos y de las personas. Todos los momentos son oportunos para buscar lo que Dios pide, especialmente en esta época de transgresión de los derechos fundamentales del ser humano, como son:
- El derecho a la vida
- El derecho a la participación
- El derecho a la alimentación
- El derecho a la autorrealización
- El derecho a la seguridad
- El derecho a la política
- El derecho a la salud
- El derecho a la propiedad, etc.
Nosotros, como cristianos, no solo estamos llamados a ver o creer, sino que debemos actuar por acción social, ya que la Iglesia es la defensora. La situación de injusticia que constatamos diariamente nos hace reflexionar sobre el gran desafío que tenemos para ayudar al hombre a pasar a situaciones más humanas para su realización personal y social.
Las profundas situaciones de pobreza extrema y la violación de los derechos humanos que se dan en nuestra tierra constituyen un reto para la evangelización, porque nuestra misión es llevar a Dios a todos los hombres.
La Dignidad de la Persona: Imagen y Semejanza de Dios
Todas las personas llevan la imagen de Dios, en cuanto poseen el amor que les ha dado la libertad para elegir y actuar; somos descendientes de Adán.
Principios Fundamentales de la Dignidad Humana
- La imagen de Dios es la base de la dignidad de todos los seres humanos.
- La gravedad de derramar sangre humana radica en que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.
- La persona humana es un ser de relaciones; primero se relacionó con Dios.
- La expresión bíblica «hagamos» indica la comunión de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
- La palabra semejanza nos indica que nadie puede disponer de la vida de otro.
- El ser humano lleva la imagen de Dios por ser Él su Creador y Señor.
- Para ser imagen de Dios debemos ser una imagen viva de Cristo.
Nuestra vocación y dignidad es ser imagen y semejanza de Dios. Esto es un regalo de Dios Padre y Creador. El Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso, con el rostro descubierto, reflejamos la gloria del Señor.