El Desafío de la Convivencia Escolar: Conflictos, Bullying y Clima en el Aula

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Convivencia Social y Escolar: Un Reto Compartido

La escuela debe ser un lugar vivo, organizado en jerarquías y gobernado por normas. Sin embargo, al igual que ocurre fuera de sus muros, los conflictos son una realidad en los centros educativos. Para entenderlos, es necesario observar los principales puntos de convivencia: la familia, la escuela y el trabajo.

El Rol Cambiante de la Escuela

Antiguamente, la escuela complementaba la labor educativa que otros ámbitos ya realizaban. En la actualidad, parece que su labor se ha centrado casi exclusivamente en inculcar normas, lo que genera una serie de problemas:

  • Falta de expectativas en los alumnos: Muchos estudiantes perciben la escuela como una “cárcel” obligatoria.
  • Recursos insuficientes para los profesionales: El profesorado siente que sus herramientas y recursos se quedan cortos para afrontar los nuevos desafíos.
  • Ausencia de referentes: No existen modelos claros que relacionen el esfuerzo académico con el éxito social, lo que desmotiva a los jóvenes.

Estos factores contribuyen a la aparición de los llamados “rebeldes”. La función principal de la escuela, desde esta perspectiva, se reduce a transmitir normas y jerarquías a través de elementos como la autoridad, los horarios reglados, los exámenes y las sanciones.

Culturas Juveniles y Resistencia a la Escuela

Las culturas juveniles configuran grupos de “iguales” que a menudo se muestran resistentes a la institución escolar. Estas culturas coexisten con las reglas de la escuela, pero su principal manifestación es la transgresión de los marcos educativos. Muchos de estos jóvenes sienten la escolarización como un proceso innecesario y, en ocasiones, repetir curso “les cambia el chip”, para bien o para mal.

Este comportamiento se manifiesta a través de:

  • Gamberrismo y traspaso de límites: Actos de provocación, a menudo causados por el aburrimiento.
  • Búsqueda de distinción: La necesidad de destacar dentro del grupo de iguales.
  • Inmadurez: Una clave fundamental para entender muchas de estas conductas.

La Figura del Profesor y la Autoridad

Los jóvenes evalúan constantemente al profesorado, especialmente su voluntad y capacidad para hacerse respetar. Un buen profesor es aquel que sabe conectar con ellos. Si un docente pierde la autoridad, los alumnos “se rayan”; esperan que sea comprensivo, pero también firme.

Para ser respetado, un docente necesita nuevos esquemas de trabajo que se adapten a realidades como la progresiva multiculturalización. Es fundamental desarrollar estrategias que visibilicen los valores instrumentales de la escolarización en un contexto donde la fragmentación y la heterogeneidad predominan sobre la estabilidad. Si la educación no es únicamente escolar, es crucial desarrollar el potencial de todos los agentes educativos.

¿Qué Está Cambiando en la Dinámica Escolar?

El bullying, o acoso entre iguales, es un fenómeno en aumento que depende directamente de la calidad de la convivencia. Para calificar una convivencia como positiva o negativa, se deben considerar varios factores:

  • La existencia de un profesor cuya autoridad no se ponga en cuestión.
  • Unos padres concienciados y participativos.
  • El papel de los observadores, que pueden perpetuar o detener el acoso.

Para un adolescente exitoso socialmente, ser excluido de un grupo puede no ser importante. Sin embargo, otras violencias más sutiles pueden causar verdaderos padecimientos. Las formas de acoso más acusadas suelen darse al inicio de la ESO, una etapa en la que los jóvenes aprenden a ser adolescentes y a relacionarse, definiendo quiénes son sus amigos y sus enemigos.

La Importancia del Clima Escolar

Aunque a veces se diga que los alumnos son “igual de broncas que antes”, estudiar la convivencia implica analizar en profundidad el clima escolar. Este concepto abarca:

  • El funcionamiento global de la escuela.
  • La dinámica cotidiana del aula.
  • La composición y diversidad del alumnado.

Curiosamente, en los institutos donde la participación del alumnado es real y sus voces son escuchadas, la tensión a veces aumenta en lugar de disminuir. Cuando el buen ambiente desaparece, se instaura un clima negativo, influenciado por la compleja diversidad de estilos de vida, personalidades y adolescencias.

El clima escolar es producto de las dinámicas de grupo, las políticas de agrupamiento (por ejemplo, por niveles) y, fundamentalmente, la forma en que cada profesor gestiona su clase. Una buena gestión mejora la convivencia.

En un entorno negativo, se aísla, se acosa y se agrede. Es fundamental aprender a convivir, tanto en el mundo como en el aula. Al fin y al cabo, cuando no se puede hablar de una convivencia positiva en la comunidad, es casi imposible lograrla en la escuela.

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