Desafío de Nietzsche a la Filosofía Tradicional: Devenir, Realidad y Nihilismo
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La Crítica de Nietzsche a la Filosofía Tradicional: El Rechazo del Devenir
En este fragmento de El crepúsculo de los ídolos, Nietzsche critica a los filósofos tradicionales por negar el cambio y la vitalidad de la realidad en favor de conceptos fijos y eternos. Sostiene que la filosofía ha inmovilizado el mundo al reemplazarlo con abstracciones rígidas, distorsionando su verdadera naturaleza dinámica.
Nietzsche denuncia que estos filósofos rechazan la vida y el cambio, creando lo que él llama "momias conceptuales". Han sustituido la realidad cambiante por una visión fija y deshistorizada, negando el devenir, el crecimiento y la transformación que son esenciales para la existencia. Esta actitud, que él llama "egipticismo", refleja el deseo de inmortalizar la realidad.
El autor critica la visión filosófica que considera el cambio como algo negativo, asociándolo a la creencia en un "mundo verdadero" inmutable. En este contexto, Nietzsche cuestiona el desprecio por los sentidos y el cuerpo, argumentando que esta actitud no solo es errónea, sino también una negación de la vida misma.
Nietzsche vincula esta postura con el platonismo y el cristianismo, que perpetúan la idea de un mundo eterno y superior frente a un mundo sensible degradado. Para él, esta distinción es falsa y limita la comprensión de la realidad, que es dinámica y creativa. En lugar de huir del cambio, Nietzsche propone abrazarlo como un aspecto fundamental de la existencia, invitando a repensar la filosofía como una celebración de la vitalidad del mundo.
El Nihilismo en Nietzsche: De la Desvalorización a la Afirmación de la Vida
En este fragmento de El crepúsculo de los ídolos, Nietzsche critica con ironía a los filósofos tradicionales por su rechazo del devenir y su obsesión con un "mundo verdadero" eterno e inmutable. Para él, esta actitud es una forma de nihilismo pasivo, que desvaloriza la realidad sensible en favor de abstracciones sin vitalidad. A lo largo del texto, denuncia cómo la filosofía ha "momificado" la realidad, reduciéndola a conceptos rígidos que traicionan su naturaleza cambiante y dinámica.
Nietzsche señala que los filósofos desprecian los sentidos y la historia porque no aceptan la transformación constante de la realidad. Su rechazo al devenir los lleva a crear "momias conceptuales", ideas fijas y sin vida que sustituyen el mundo tangible. Esta idolatría de los conceptos vacía la existencia de su vitalidad y la reemplaza por ficciones trascendentes.
Asimismo, critica la oposición entre el "ser" y el "devenir", mostrando cómo los filósofos, al no poder captar la esencia del ser, culpan a los sentidos de engañarlos. Identifican el mundo material con la mentira y buscan liberarse del cambio y la historia. Para Nietzsche, este rechazo del mundo tangible es un síntoma claro del nihilismo, pues implica negar la única realidad existente.
En su visión, el nihilismo no es solo un problema filosófico, sino un proceso histórico que ha llevado a la pérdida de autoridad de los valores tradicionales, desde el platonismo hasta el cristianismo. La búsqueda de un "mundo verdadero" ha desvalorizado el mundo real, lo que Nietzsche interpreta como un odio a la vida. Sin embargo, no se limita a esta crítica, sino que propone superar el nihilismo pasivo mediante un nihilismo activo que destruya los valores tradicionales y afirme la existencia.
La relevancia del texto radica en su cuestionamiento de la tradición filosófica occidental y su invitación a encontrar sentido en la realidad cambiante. Nietzsche no solo critica la negación de la vida, sino que sugiere una alternativa frente al vacío dejado por la crisis de los valores trascendentes, promoviendo una nueva afirmación del devenir.