Desafíos y Oposición al Bienio Reformista de la Segunda República Española

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Desafíos y Oposición al Bienio Reformista (1932-1933)

El gobierno del Bienio Reformista, cuyas actuaciones sociales y económicas más destacadas se definieron en 1932, tuvo que enfrentarse a varias situaciones adversas:

  • Las secuelas del crack de 1929, que llegaron a España en la década de los treinta: aumento del paro.
  • La oposición de la Iglesia a la República (Manifiesto del cardenal Gomá, de mayo de 1931) y posteriormente a las fórmulas laicistas de la Constitución (Pastoral Episcopal de diciembre de 1931).
  • La oposición, desde las filas conservadoras, al programa de reforma agraria y al Estatuto de Cataluña, ambos aprobados el 9 de septiembre de 1932, o a la Ley de Congregaciones Religiosas, que restringía su número y las excluía del sistema educativo.
  • Las críticas surgidas a raíz de los incidentes de Casas Viejas en enero de 1933.

En esta situación se produjo la dimisión de Azaña, lo cual agravó la situación política. La respuesta no se hizo esperar, y las derechas se organizaron en torno a la CEDA, que se constituyó como partido político en marzo de 1933 bajo la dirección de J. Mª Gil Robles (documento 1). Era un partido que integraba las fuerzas conservadoras (como el partido agrario), algunos monárquicos y grupos democristianos, y que en su momento fue apoyado por las Juventudes de Acción Popular que luego derivarían hacia el fascismo.

La CEDA se presentó como garantía de salvación de la Patria y de la tradición católica y su adhesión, por tanto, a las Declaraciones del Episcopado español (1931). Se habló de doctrina social de la Iglesia, para diferenciarse de la doctrina socializante laica, y se planteó en consecuencia una revisión constitucional precisamente de aquellos artículos de la Constitución que iban contra ella.

Por su parte, en octubre de 1933, J. A. Primo de Rivera fundó Falange Española, que también se hizo depositaria de los valores tradicionales católicos, si bien dentro de la fórmula fascista que ya se había ensayado en Italia, y que bullía en Europa tras la llegada de los nazis al poder en Alemania (en enero de 1933). El modelo de Partido Único frente a la confederación de partidos de la CEDA, el Estado corporativo fascista frente al modelo liberal.

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