Las Desamortizaciones en España durante el Siglo XIX: Un Análisis Histórico
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Las Desamortizaciones en España durante el Siglo XIX
Las desamortizaciones en España durante el siglo XIX consistieron en la expropiación, por parte del Estado, de tierras eclesiásticas (manos muertas) y municipales (baldíos o tierras comunales). Estas tierras, hasta entonces amortizadas, no se podían vender, hipotecar o ceder. Su posterior venta a particulares en pública subasta tenía como finalidad prioritaria obtener ingresos extraordinarios. Estos ingresos se destinaban a amortizar los títulos de deuda pública o vales reales que el Estado expedía para financiarse, o incluso a extinguirlos, ya que en alguna ocasión se admitieron como pago en las subastas. Asimismo, se perseguía acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios y contribuyentes.
Desamortización de Mendizábal (1836)
La desamortización de Juan de Mendizábal (1836), mayoritariamente de bienes eclesiásticos, por lo que se la conoce como Desamortización Eclesiástica, recaudó unos 3.300 millones de reales de vellón por este concepto, frente a apenas 100 millones por bienes civiles. Sus objetivos eran:
- Pagar la deuda pública para financiar la guerra carlista.
- Ampliar la base del liberalismo con los beneficiados por la compra de tierras.
- Crear una clase media agraria de campesinos propietarios.
Sin embargo, estos objetivos no se cumplieron plenamente. Las tierras se vendieron en grandes lotes, accesibles solo a nobles y burgueses, perjudicando a los campesinos sin recursos, que vieron aumentar sus alquileres. La deuda pública no se pagó y el conflicto con la Iglesia Católica se agravó.
Década Moderada (1844-1854)
Durante la Década Moderada (1844-1854), el proceso desamortizador se paralizó tras el restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede (Concordato de 1851), deterioradas por la hostilidad de la Iglesia hacia el liberalismo y las desamortizaciones.
Desamortización de Madoz (1855-1867)
La desamortización de Pascual Madoz, iniciada en el Bienio Progresista (1855-1856) y continuada a lo largo del siglo XIX, afectó tanto a bienes eclesiásticos como civiles, aunque se la conoce como Desamortización Civil. Recaudó 500 millones de reales de vellón por bienes civiles y 400 millones por bienes eclesiásticos, incluyendo los no desamortizados en la época de Mendizábal. Afectó especialmente a tierras municipales (baldíos y tierras comunales). Sus objetivos eran:
- Pagar la deuda pública.
- Recaudar fondos para la industrialización, especialmente el ferrocarril.
Lejos de conseguirlos, arruinó a los ayuntamientos, encargados de la educación pública, y perjudicó a los vecinos más pobres, que perdieron su medio de subsistencia. Agravó la desigualdad social y, en lugar de promover una burguesía industrial, incentivó la inversión en tierras, salvo en Cataluña.
Última Fase del Reinado de Isabel II (1858-1867)
En la última fase del reinado de Isabel II (1858-1867), la desamortización civil recaudó casi 3.000 millones de reales de vellón y la eclesiástica 1.300 millones, con el objetivo de solucionar la crisis económica y política. Sin embargo, lejos de solucionarla, precipitó el final del reinado de Isabel II y la implantación de un nuevo sistema político.