Las Desamortizaciones en la España del Siglo XIX: Mendizábal y Madoz, Claves y Consecuencias

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Las Desamortizaciones en la España del Siglo XIX: Un Legado de Transformación

Las desamortizaciones fueron procesos clave en la configuración de la España contemporánea, marcando un antes y un después en la estructura de la propiedad y la sociedad. A lo largo del siglo XIX, dos figuras destacadas, Juan Álvarez Mendizábal y Pascual Madoz, impulsaron reformas que, aunque con objetivos y métodos distintos, compartieron el propósito de modernizar el país y sanear las finanzas públicas.

La Desamortización de Madoz (1855): La Venta de Bienes Municipales y del Estado

La Desamortización General de Pascual Madoz, promulgada en 1855, declaró en venta una amplia gama de propiedades. Aunque incluyó las restantes propiedades de la Iglesia, su impacto principal recayó sobre los bienes municipales (propios y comunes), así como los del Estado y los de las órdenes militares. Se puso en venta todo tipo de propiedad, pero afectó particularmente a los bienes de los municipios.

Contexto Regional: Foros y Censos

En este periodo, en regiones como Asturias, se daban los foros, que eran tierras arrendadas a largo plazo, a menudo durante varias generaciones. Normalmente, el propietario era la Iglesia, que las arrendaba a cambio del pago de una renta, otorgando a los arrendatarios el dominio útil de las tierras. En Galicia, esta práctica también existía, pero era conocida con el nombre de censos.

Origen y Propósito de los Bienes Municipales

Con la Desamortización de Madoz, se declararon en venta los bienes propios y comunes de los pueblos. Estos eran propiedades del municipio que se arrendaban, y con el dinero obtenido se pagaban los servicios municipales. El origen de estos bienes se remontaba a las tierras que los Reyes habían cedido a los municipios durante el periodo de la Reconquista, y por ello, los bienes comunes de los pueblos eran aprovechados por los habitantes del municipio.

Características de la Venta y Consecuencias

Las principales propiedades de las órdenes militares se encontraban en Andalucía, Extremadura, Valencia y Murcia. La forma de pago establecida en esta desamortización se caracterizaba por el pago del 10% al contado con la compra y el resto durante catorce años. Es crucial destacar que el pago siempre se efectuaba en efectivo; no se admitían títulos de deuda. Como resultado, los campesinos no lograron adquirir tierras desamortizadas, ya que carecían del capital suficiente para comprarlas. Gran parte del dinero obtenido por el Estado a través de estas desamortizaciones fue destinado a la financiación de la red ferroviaria, un pilar fundamental para la modernización del país.

La Desamortización de Mendizábal (1836): La Expropiación de Bienes Eclesiásticos

La Desamortización de Mendizábal fue decretada en 1836 por la regente María Cristina en nombre de su hija Isabel II, dado que la futura reina era aún menor de edad y no podía reinar, por lo que su madre ejercía la regencia.

Objetivos y Justificación

Esta desamortización se llevó a cabo con el fin primordial de reducir la abultada deuda de las Guerras Carlistas, que ascendía a unos 400 millones de reales. Mendizábal concibió que, si los bienes del clero fueran expropiados, los agricultores podrían cultivar las tierras y los comerciantes vender los productos obtenidos, dinamizando así la economía. Además, los edificios podrían utilizarse para servicios públicos o para la conservación de monumentos históricos, artísticos o nacionales.

Proceso de Venta y Apoyo Político

Para ello, los bienes desamortizados que el Ministro de Gobierno declarara excluidos del clero se subastarían al propietario que más pujara por ellos. La regente María Cristina aprobó esta desamortización a pesar de su profunda devoción a la Iglesia, debido a que en ese momento el clero era su enemigo político, al apoyar el carlismo, es decir, la pretensión de Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII) al trono en lugar de Isabel II.

Nacionalización y Transformación de la Propiedad

Las desamortizaciones consistieron en una venta de bienes propiedad de la Nación, lo que implicó la nacionalización de propiedades eclesiásticas. Se procedió al cierre de conventos y a la expropiación de bienes eclesiásticos, lo que afectó inicialmente al clero regular y, posteriormente, al secular. También se produjo un cambio fundamental en la estructura de la propiedad: la propiedad privada capitalista ya no estaba vinculada como antes, sino que se transformó en una propiedad de carácter liberal, más libre y sujeta a las leyes del mercado.

Antecedentes y Consecuencias

Esta desamortización también se llevó a cabo porque, en el reinado de Fernando VII, se habían revertido las propiedades compradas por los burgueses tras la desamortización de Carlos III, lo que llevó a estos compradores a apoyar el liberalismo. Durante el Trienio Liberal, estos grupos presionaron a la reina Isabel II para que les devolvieran las propiedades. En la Desamortización de Mendizábal, a diferencia de la de Madoz, se aceptaron títulos de deuda pública para pagar las propiedades, y solo se pagaba el 20% al contado, con el resto a plazos. Finalmente, la deuda pública no se resolvió por completo, pero sí experimentó una mejora. Cabe destacar que la propiedad privada pasó a pagar impuestos, y no se logró crear una clase de pequeños agricultores propietarios, lo que impidió una mejora significativa en la productividad agrícola. La Ley de Desamortización de Mendizábal, al expropiar los bienes eclesiásticos, obligó al Estado a asumir la financiación del culto y el clero a través de un presupuesto específico.

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