Desamortizaciones y Transformación Social en España (Siglo XIX): Mendizábal, Madoz y la Sociedad de Clases
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Transformaciones Agrarias y Sociales en la España del Siglo XIX
Las Desamortizaciones: Reforma Agraria Clave del Liberalismo Español
Contexto de la Agricultura Española en el Siglo XIX
Las desamortizaciones en España tuvieron lugar principalmente durante la Regencia de María Cristina (madre de Isabel II) y el reinado de esta última. Estas medidas surgieron como respuesta a la crítica situación de la agricultura española en el siglo XIX, cuyas estructuras agrarias permanecían ancladas en el Antiguo Régimen. Aproximadamente el 60% de la población se dedicaba a la agricultura. Los problemas fundamentales eran el desigual reparto de la propiedad de la tierra y la acusada falta de innovación tecnológica. Durante este siglo, España experimentó una profunda transformación de sus estructuras económicas. Se produjo un cambio significativo en el régimen de propiedad de la tierra, impulsado por medidas políticas como la abolición de los señoríos y la desvinculación de los mayorazgos. En este contexto, las desamortizaciones y la nacionalización de bienes se perfilaron como los instrumentos más importantes para intentar solucionar los problemas agrarios.
Definición, Objetivos y Consecuencias Generales
Una desamortización consiste en la expropiación por parte del Estado de tierras y bienes que, según se argumentaba, no estaban siendo suficientemente explotados por sus propietarios (principalmente la Iglesia y los municipios) para, tras su nacionalización, venderlos en pública subasta. Los objetivos perseguidos con las desamortizaciones fueron múltiples:
- Obtener recursos financieros para paliar la acuciante Deuda Pública.
- Conseguir una mejor y más racional distribución de la propiedad agraria.
- Fomentar la agricultura de mercado y propagar los principios del liberalismo económico.
Sin embargo, estas políticas también acarrearon graves consecuencias sociales. Las tierras subastadas, en muchos casos, fueron adquiridas por las clases más adineradas (nobleza y burguesía), que a menudo incrementaron las rentas exigidas a los campesinos arrendatarios o dificultaron el acceso a la tierra de los jornaleros, empeorando en algunos casos su situación.
La Desamortización de Mendizábal (1836)
Impulsada por Juan Álvarez Mendizábal, se produjo durante la Regencia de María Cristina. Tuvo un carácter fundamentalmente eclesiástico, ya que se nacionalizaron y vendieron las fincas rústicas y urbanas de las órdenes religiosas (clero regular). Sus objetivos primordiales fueron:
- Sanear la Hacienda Pública.
- Financiar los cuantiosos gastos de la Primera Guerra Carlista.
- Crear una base social de propietarios afectos al régimen liberal.
La Desamortización de Madoz (1855)
Promovida por el ministro Pascual Madoz, se aplicó durante el Bienio Progresista (reinado de Isabel II). Esta fue una desamortización de mayor alcance, calificada como civil y eclesiástica. Afectó a los bienes del clero secular que aún no habían sido vendidos, pero principalmente a los bienes de propiedad municipal (los bienes de propios y los bienes comunales) y del Estado. El objetivo principal era:
- Obtener fondos para financiar la construcción de la red de ferrocarriles, considerada crucial para fomentar el comercio y modernizar la economía del país.
- Amortizar Deuda Pública.
Evolución Social: De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases
Transformación de la Estructura Social Española
Durante el siglo XIX, la sociedad española experimentó una transición desde el modelo estamental del Antiguo Régimen hacia una sociedad de clases. Este nuevo modelo social se basaba, teóricamente, en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y en la propiedad privada como principal factor de diferenciación social. No obstante, la sociedad española resultante seguía presentando importantes rasgos de atraso en comparación con otros países del entorno europeo.
Composición de la Nueva Sociedad de Clases
La Clase Alta
Representaba aproximadamente el 10% de la población. Este grupo dirigente estaba formado por:
- La antigua nobleza terrateniente, que conservó gran parte de sus propiedades y se adaptó a los nuevos tiempos.
- La alta burguesía, enriquecida con la industria, las finanzas, el comercio y la adquisición de bienes desamortizados.
- Altos cargos del Estado y del ejército.
Se produjo una simbiosis entre la vieja aristocracia y la nueva burguesía adinerada. La Iglesia, aunque perdió una parte significativa de su patrimonio con las desamortizaciones, mantuvo una considerable influencia social.
La Clase Media
Componía alrededor del 25% de la población. Era un grupo heterogéneo y en crecimiento, que incluía:
- Profesionales liberales (abogados, médicos, catedráticos).
- Funcionarios de la administración pública.
- Comerciantes y pequeños empresarios.
- Oficiales del ejército de graduación intermedia.
- Parte del clero.
Este sector aspiraba a emular los modos de vida de la clase alta y fue un importante soporte para el régimen liberal.
La Clase Baja o Clases Populares
Constituía la inmensa mayoría de la población, aproximadamente el 65%. Este vasto y diverso grupo englobaba a:
- Campesinos: el grupo más numeroso, que incluía pequeños propietarios (minifundistas), arrendatarios y, sobre todo, jornaleros sin tierra. Muchos pasaron de ser siervos a jornaleros, con condiciones de vida muy duras.
- Obreros industriales: un proletariado incipiente, concentrado en algunas zonas (Cataluña, País Vasco, Asturias) y con pésimas condiciones laborales y de vida.
- Trabajadores del sector servicios, artesanos, empleados domésticos, etc.
Sus condiciones de vida eran, en general, bastante pésimas, marcadas por la pobreza, el analfabetismo y la falta de protección social.