Desarrollismo y Transición Política en España: De 1959 a la Muerte de Franco
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Desde 1959 hasta la muerte de Franco transcurre la etapa del desarrollismo, caracterizada por el crecimiento económico y una mayor apertura política.
A) Los Años Sesenta
En los años sesenta, el mundo continuaba inmerso en la Guerra Fría, con la existencia de dos bloques enfrentados. Además, surgieron nuevos procesos como la descolonización o la construcción de un Mercado Común Europeo. España, integrada en el bloque occidental, normalizó sus relaciones diplomáticas con la mayoría de los países (excepto con la URSS, la Europa del Este, México e Israel) y mantuvo sus acuerdos con Estados Unidos. No consiguió, sin embargo, ser admitida en el Mercado Común y tuvo que realizar, a la fuerza y con grandes carencias, la descolonización de sus posesiones en Marruecos (1956) y Guinea (1968).
En el gobierno comenzaron a tener una influencia decisiva los llamados “tecnócratas”, personas ligadas al Opus Dei, apoyadas por Carrero Blanco (el hombre de confianza de Franco), que se presentaban como “técnicos”, es decir, expertos en derecho o economía, sin vinculación con ninguna familia política del franquismo. Los tecnócratas impulsaron cambios económicos, pero también influyeron en la evolución política. En primer lugar, expresaron una nueva teoría que anteponía el desarrollo económico y el bienestar a los aspectos políticos: el franquismo se legitimaba por su contribución al desarrollo de España.
También se inició una reorganización del Estado, a través, sobre todo, de la Ley Orgánica del Estado (1966) -que ordenaba los distintos poderes e instituciones- y también del nombramiento de Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco a título de rey (1969). Igualmente se aprobaron algunas leyes que confirmaban una cierta apertura, como la Ley de Prensa (que eliminaba la necesidad de censura previa en los periódicos) o la Ley General de Educación (1970), que extendía la educación obligatoria hasta los 14 años.
B) Los Años Setenta: Fase Final del Régimen
Desde 1973 el deterioro físico de Franco era patente y tanto las fuerzas franquistas como la oposición comenzaban a tomar posiciones ante un próximo final del franquismo.
La debilidad de Franco le llevó a otorgar mayor poder a su principal colaborador, el almirante Carrero Blanco, al que nombró presidente del gobierno en 1973. Pocos meses después, Carrero fue asesinado por ETA y sustituido por Arias Navarro. En el gobierno de este último se pusieron de manifiesto las dos tendencias que existían en el tardofranquismo:
- Una, la de los aperturistas, aquellos que creían que había que preparar una evolución hacia algún tipo de democracia a la que habría que llegar cuando muriera Franco.
- En el otro extremo, los inmovilistas –el “búnker”– se negaban a cualquier apertura y se preparaban para continuar un franquismo sin Franco.
Los intentos aperturistas de algunos ministros de Arias Navarro fueron rápidamente cortados por los miembros del otro sector. El aumento del terrorismo llevó a endurecer la represión. El terrorismo había aparecido a finales de los años sesenta, ligado al nacionalismo vasco y a otros grupos de izquierda. Ante esta situación, los escasos intentos de apertura política quedaron olvidados.
El contexto internacional se hizo más hostil al régimen y las protestas contra la represión franquista se extendieron por toda Europa. En el norte de África, el rey de Marruecos aprovechaba para amenazar el Sahara, última posesión colonial española. Al mismo tiempo, la salud de Franco se fue agravando, hasta que murió el 20 de noviembre de 1975.