Desarrollo de la Autonomía en Educación Infantil: Estrategias y Programación

La Adquisición de Hábitos en los Centros de Educación Infantil

1. El Desarrollo de la Autonomía

La autonomía es un proceso individual que culmina con el desarrollo de capacidades y estrategias personales. En la etapa infantil, este desarrollo se divide en tres fases:

• Desarrollo de la habilidad.
• Consolidación como hábito.
• Repetición continuada y automatización mediante rutinas.

1.1 Desarrollo de las Habilidades

La habilidad es la capacidad, tanto física como motriz y cognitiva, de llevar a cabo una acción con éxito.

Para dominar una habilidad, es fundamental la participación de dos tipos de capacidades:

• Capacidades de planificación: De tipo cognitivo, consisten en la comprensión, el reconocimiento y la planificación de acciones. Por ejemplo, comprender una orden y saber qué hacer para cumplirla.
• Capacidades de ejecución: Conductas que dependen de la aptitud motriz. El niño debe disponer de cierta fuerza en las extremidades y un nivel de desarrollo adecuado en la coordinación oculomanual o física.

Para iniciar y completar el aprendizaje de una habilidad, se deben cumplir tres requisitos:

1. Que el niño disponga de las capacidades suficientes.
2. Que la intervención del adulto facilite el aprendizaje.
3. Que el entorno cuente con los recursos necesarios.

Capacidades básicas: Para abordar cualquier aprendizaje, el niño debe haber alcanzado ciertas capacidades. La zona de desarrollo próximo es aquella en la que el adulto puede brindar una ayuda más efectiva. Según la teoría de Vygotsky, esta zona se sitúa entre la zona de desarrollo real (lo que el niño puede hacer por sí solo) y la zona de desarrollo potencial (lo que puede hacer con ayuda).

Intervención eficaz: La intervención más efectiva se da cuando el niño quiere aprender y el adulto proporciona la ayuda y los estímulos necesarios. Algunos recursos metodológicos útiles son:

• Estimular el interés del niño para que colabore y la actividad le resulte fácil.
• Enseñar al niño a reconocer sus necesidades y experimentar el bienestar de su satisfacción.
• Plantear el aprendizaje como un juego.
• Utilizar el modelado (el adulto muestra la ejecución correcta).
• Ser paciente y perseverante.
• Reforzar los avances y motivar al niño.
• Fomentar la colaboración con las familias.

Recursos adecuados: El entorno puede condicionar el aprendizaje. Forman parte de este entorno:

• El espacio e instalaciones: Adaptados, acogedores, limpios, ordenados y estéticamente atractivos.
• El mobiliario: Acorde a las necesidades educativas y cotidianas (cambiadores, armarios, estanterías, etc.).
• El material: Debe facilitar el aprendizaje de la habilidad.

1.2 Consolidación del Hábito

Un hábito es un comportamiento, costumbre o actitud que ayuda a estructurarnos y que se acciona automáticamente ante una situación determinada de forma autónoma, independientemente del contexto.

Para considerar que un hábito está consolidado, se debe ejecutar la conducta aprendida en el momento oportuno, de manera adecuada y sin necesidad de control externo.

La cotidianeidad: La adquisición de un hábito implica un aprendizaje en el entorno natural de la persona. Los hábitos son:

• Constantes: Permiten elaborar un marco de actuación consolidado (ej: cepillarse los dientes después de comer).
• Flexibles: Se adaptan a diferentes situaciones (ej: realizar la actividad aunque el entorno varíe).

Los niños con hábitos bien adquiridos y consolidados tendrán un alto nivel de autonomía personal y social.

Intervención en la educación del hábito: El hábito se adquiere cuando el niño ha interiorizado la ejecución de la actividad y la aplica en el momento oportuno. El educador puede facilitar este proceso:

• Mostrando coherencia y estabilidad en su intervención.
• Reduciendo progresivamente las ayudas para que el niño tome la iniciativa.
• Evitando los refuerzos materiales (premios).
• Evitando la sobreprotección.
• Manteniendo cierto nivel de supervisión, refuerzo emocional y seguimiento.

Es fundamental la coordinación con la familia.

1.3 Automatización mediante las Rutinas

Una rutina es la realización repetida de una acción con el fin de consolidar un hábito.

Las rutinas en educación infantil: Son muy importantes, ya que las actividades básicas (comida, higiene, etc.) se repiten sistemáticamente siguiendo patrones horarios.

La ejecución de estas rutinas diarias ayuda a los niños a orientarse, anticiparse a los cambios y adoptar pautas. Las rutinas son el hilo conductor de la programación del aula y marcan el ritmo de la actividad diaria.

Importancia de las rutinas en el desarrollo de la autonomía:

• Facilitan la adquisición de hábitos de alimentación, higiene y sueño.
• Favorecen la orientación temporal.
• Proporcionan seguridad y confianza.
• Favorecen la adopción de hábitos sociales y emocionales.

Intervención en el aprendizaje de las rutinas: La intervención se dirige a perfeccionar la ejecución y avanzar en la automatización. Algunas actuaciones son:

• Enseñar estrategias para perfeccionar la ejecución.
• Proporcionar orientación, apoyo y recursos ante dificultades.
• Ayudar a identificar los momentos oportunos para aplicar las habilidades.
• Gestionar los refuerzos adecuadamente.
• Mantener la presencia del adulto.

2. El Entorno de Aprendizaje de Hábitos

La adquisición de hábitos se da en los diferentes entornos en los que interactúan los niños:

• Entorno familiar (aprendizaje informal).
• Entorno formal (escuela infantil).
• Entorno no formal (espacios familiares, ludotecas, etc.).

Los objetivos y la forma de atención pueden variar, pero todos trabajan para que los niños adquieran hábitos de autonomía.

2.1 Adquisición de Hábitos en el Entorno Familiar

• Se desarrollan las habilidades siguiendo el ritmo natural del bebé.
• Es un aprendizaje informal, aunque suele contar con indicaciones pediátricas.
• La familia busca información en libros o webs especializadas.
• Una opción no formal son los espacios familiares o escuelas de familias.

2.2 Adquisición de Hábitos en la Escuela Infantil

Las rutinas son el eje central de la programación educativa. Las rutinas habituales son:

• Acogida: Saludo, colgar el abrigo, etc.
• Alimentación: Almuerzo, desayuno, merienda.
• Patio.
• Higiene personal: Lavado de manos, dientes, etc.
• Descanso: Siesta.
• Salida: Recogida, despedida, etc.

Las rutinas son válidas para el primer y segundo ciclo, pero con diferente tratamiento:

• Primer ciclo: Rutinas de alimentación, higiene y descanso, que ocupan la mayor parte del tiempo los primeros meses. Las intenciones educativas cambian según las necesidades de los niños.
• Segundo ciclo: Los niños tienen mayor autonomía y pueden actuar con mayor seguridad y eficacia.

2.3 Adquisición de Hábitos en Recursos Educativos No Formales

Existen diversos recursos socioeducativos que atienden necesidades de niños y familias:

• Espacios familiares: Atención a las familias.
• Ludotecas: Desarrollo a través del juego.
• Centros recreativos: Talleres de verano, colonias, etc.
• Centros abiertos: Servicios diurnos para niños en riesgo social.
• Centros de acogida y residenciales: Guarda y educación de niños que no pueden volver con su familia.

3. La Programación de Hábitos

La planificación de un hábito debe seguir una secuencia que responda a estos planteamientos:

• Valoración del momento óptimo para el aprendizaje, según las capacidades de los niños y la dificultad.
• Planteamiento de los objetivos.
• Descripción detallada del proceso, con el orden de ejecución.
• Previsión de opciones metodológicas.
• Previsión de espacios y recursos materiales.

Descripción de la actividad:

• Desarrollo de la actividad: Explicar cómo se desarrolla la actividad, ordenando los pasos (preparación, presentación, conducción y cierre).
• Metodologías utilizadas: Especificar las estrategias (asamblea de clase, disciplina positiva, etc.).
• Rol del educador: Relación afectuosa y firmeza cuando sea necesario.

Recursos necesarios:

• Espacio: Dónde se realizará cada actividad y requisitos específicos. El entorno debe ser agradable y práctico.
• Materiales: Identificar los materiales necesarios.
• Tiempo: Duración aproximada de la actividad y de la sesión.
• Personal: Participación de la tutora y el educador de apoyo.
• Agrupación: Cómo se agruparán los niños (parejas, grupos pequeños, grupo grande).
• Colaboración con la familia: Registrar la relación con la familia.

4. Ejecución y Evaluación de la Actividad

Las actividades planificadas deben ejecutarse durante el tiempo indicado y evaluarse (proceso y resultados).

4.1 Ejecución de la Actividad

La ejecución consiste en la implementación de la actividad planificada. El desarrollo sigue este orden:

• Preparación: Espacio, materiales y adaptación psicoemocional de los niños.
• Presentación: Indicar a los niños qué deben hacer, por qué y motivarlos a participar.
• Conducción: Desarrollo de la actividad, aplicación de metodologías y rol definido.
• Cierre: Acción educativa en la que, si es posible, participarán los niños.

El educador pondrá en práctica sus habilidades personales, sociales y profesionales para el éxito de la actividad.

4.2 Evaluación

La evaluación de los niños se realizará en dos momentos:

• Durante el proceso: Evaluación del seguimiento para comprobar si el progreso se ajusta a lo previsto.
• Al final de la intervención: Valoración del resultado para comprobar si se han alcanzado los objetivos.

La técnica fundamental de seguimiento es la observación. Se pueden utilizar diferentes instrumentos:

• Escala de estimación: Valoración individual estructurada, con información precisa sobre la frecuencia o grado de una conducta.
• Lista de control: Concreta la presencia o ausencia de una conducta (sí/no).
• Escala de ordenación: Valora comportamientos grupales y detecta dificultades.
• Anecdotario: Instrumento poco estructurado para registrar comportamientos cualitativos (nombre, fecha, lugar, anécdota).
• Diario de clase: Documento sin estructuración, con experiencias, valoraciones e incidencias.