Desarrollo del Carácter y la Conciencia
Clasificado en Psicología y Sociología
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Crecer y madurar: un carácter no se posee al nacer, sino que se va haciendo por las relaciones que mantenemos con el medio, con las costumbres y con los demás. Es imposible vivir sin regularidades, sin unas pautas que nos permiten orientarnos en el mundo y saber qué podemos esperar de los demás. Formar el carácter es lo mismo que formar la conciencia, que es la imagen que uno tiene de sí mismo. Tener uso de razón no es otra cosa que la capacidad de distinguir el bien del mal. La falta de conciencia es una falta de madurez que se traduce en la incapacidad para responder de uno mismo e implica falta de responsabilidad. Aceptar el dolor inevitable es una primera lección, una lección de humildad y, en el fondo, de humanidad.
La Superprotección y sus Consecuencias
Los niños de las sociedades avanzadas son víctimas de una superprotección paterna y materna. Víctimas porque la protección excesiva, sin duda, acaba perjudicándoles. Son jóvenes que no han aprendido a esforzarse ni han tenido que luchar por nada. No han tenido ocasión de cultivar la valentía. La valentía es una de las grandes virtudes ensalzadas por los primeros filósofos. Ser valiente es superar ese miedo a todo lo que impide actuar y evitar, al mismo tiempo, la chulería del bravucón, que se atreve a todo y pone en peligro su vida y la de otros a cualquier paso. El coraje o el valor es esa fuerza de la voluntad para llegar a hacer algo y para enfrentarse a los tropiezos.
El Comportamiento Humano vs. Animal
El animal no decide por sí mismo su manera de comportarse, sino que su comportamiento está determinado por el instinto, por lo biológico; en una palabra, la naturaleza lo ha programado para que, en cada situación, ante cada problema, sepa actuar.
El ser humano nace desposeído de esos comportamientos innatos que son tan útiles a los animales. El ser humano, debido a su ausencia de pautas de acción fija, no tiene más remedio que aprender las conductas necesarias para sobrevivir.
Esta capacidad de transformar la naturaleza y crear su propio mundo, de acuerdo con su modo de conocerlo y entenderlo, da al ser humano una dimensión de la que carecen los animales: la de proyectar su vida y su mundo y poder responsabilizarse de ellos. El ser humano es el único ser que debe responder a sus acciones, debe justificar lo que hace, explicar los motivos de sus actos y hacerse responsable de sus consecuencias.
La Libertad y la Responsabilidad
La libertad forma parte del ser humano, lo quiera o no; continuamente ha de estar eligiendo, tomando decisiones y, aunque pueda pensar que sobre él pesan multitud de circunstancias que lo condicionan y lo empujan a obrar de un modo u otro, siempre será consciente de que, en último término, es él quien tiene que decidir.