Desarrollo Cognitivo en Adolescentes y Jóvenes: Implicaciones para la Conducción Segura
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Procesos Cognitivos y su Influencia en la Conducción: Adolescencia y Juventud
Adolescencia
Según Piaget (citado por Moreno, 2014), el adolescente es capaz de razonar sobre posibilidades, formular hipótesis y, en consecuencia, se le atribuye una mayor capacidad para planificar antes de actuar y controlar su comportamiento a partir de estas reflexiones previas. Estas capacidades son muy favorables para conducir de manera segura. Desde el punto de vista del procesamiento de la información, Bjorklund (2000, p. 261, citado en Moreno, 2014) señala factores que mejoran el funcionamiento cognitivo de los adolescentes:
- Aumenta la accesibilidad a ítems específicos.
- Aumenta el procesamiento automático de relaciones entre información.
- Se facilita el uso de estrategias intencionales.
En relación con la conducción de vehículos, estos aspectos pueden influir positivamente en la mejora de la capacidad atencional, la memoria, la velocidad de reacción y el pensamiento estratégico para la resolución de problemas. No obstante, es crucial considerar la importancia de contrastar sus ideas implícitas, ingenuas o erróneas sobre diversos aspectos, así como la tendencia a asumir conductas de riesgo de manera deliberada.
Juventud
En esta etapa, es relevante considerar la evolución del pensamiento, según las aportaciones de Riegel (1984, citado en Fierro, 2014). Específicamente, el desarrollo del pensamiento dialéctico (post formal) se manifiesta en el reconocimiento, comprensión, aceptación y solución dinámica de las ambigüedades, incertidumbres o conflictos, tanto en los actos como en las ideas. Otro aspecto a considerar es la inteligencia fluida, entendida como la capacidad para aprender cosas nuevas, memorizar y realizar relaciones espaciales, que teóricamente alcanza su punto máximo en la juventud y declina hacia la adultez. Además, se puede mencionar el desarrollo del pensamiento de segundo orden. Según Labouvie-Vief (citada por Fierro, 2014), este tipo de pensamiento permite a jóvenes y adultos un mayor compromiso y responsabilidad en la toma de decisiones, gracias a la consideración de diferentes puntos de vista y a la familiarización con problemas reales cotidianos, incluyendo problemas sociales complejos. Estos factores pueden favorecer una conducción segura al permitir una mejor evaluación de riesgos y una toma de decisiones más reflexiva.