Desarrollo Emocional y Conductual Infantil: Claves para Padres y Educadores

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Control de los Sentimientos en el Desarrollo Infantil

Comprender y gestionar las emociones es fundamental en el crecimiento de los niños. A continuación, exploramos algunas de las emociones clave y su impacto:

El Temor

El temor, a menudo presente a medida que la persona madura, puede ser positivo en el sentido de que ayuda a planificarse, cuidarse y protegerse de los peligros.

El Afecto

Durante el crecimiento de los niños, es fundamental que los padres demuestren amor para que este se manifieste en la forma en que ellos se relacionan con los demás.

La Ansiedad

El trastorno de ansiedad en los niños puede afectar negativamente su capacidad de desarrollo.

La Ira

La ira es una emoción que nos impulsa a reaccionar rápidamente. Un niño puede manifestarla con comportamientos agresivos o conductas inaceptables. La presencia continua de ataques de ira puede indicar que el niño no sabe cómo manejar sus emociones, lo que puede llevar a una disminución de su autoestima y a la aparición de sentimientos negativos.

Los Celos

Desde el nacimiento, tendemos a proteger nuestras pertenencias frente a los demás. Los celos forman parte de los mecanismos de defensa y de la percepción de posibles amenazas. Suelen aparecer cuando el niño se siente en desventaja frente a otro (ya sea un hermano o no).

Conflictos Clave en el Desarrollo Infantil

El desarrollo infantil implica la superación de diversos conflictos que moldean la personalidad y las habilidades sociales. A continuación, se detallan algunos de los más relevantes:

Dependencia vs. Autonomía

Este conflicto se manifiesta en dos fases principales:

La Fase de Heteronomía

En esta fase, las reglas son percibidas como objetivas e inmodificables, impuestas por una autoridad (padres, adultos o el Estado) y no sujetas a discusión.

La Fase de Autonomía

En contraste, en esta fase, las reglas son el resultado de un acuerdo, lo que las hace modificables, interpretables y abiertas a excepciones u objeciones.

Dominio y Competencia Social

La capacidad de una persona para relacionarse eficazmente con otros se denomina competencia social. En el caso de un niño, esta competencia puede verse afectada por su habilidad para comunicarse con otros niños o adultos.

Agresión y Conducta Socialmente Adecuada

La familia es la principal fuente de donde el niño aprende a comportarse consigo mismo y con los demás. La agresividad es una forma de conducta que se aprende en el hogar, y las relaciones intrafamiliares ejercen una influencia significativa en su aparición y mantenimiento. Los niños que presentan conductas agresivas pueden convertirse, al crecer, en adultos con serios problemas de interrelación personal, lo que puede derivar en conductas antisociales, alcoholismo, dificultades de adaptación laboral y familiar, e incluso, en los casos más graves, en comportamientos criminales y afectaciones psiquiátricas severas.

Premios, Castigos y Moldeamiento de Conducta

El diálogo entre padres e hijos genera confianza, facilita sus relaciones y crea un espacio para negociar y construir normas juntos. Por ejemplo, si los padres imponen al niño que no haga algo, ellos también deben cumplir esa norma, como evitar el uso de malas palabras.

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