Desarrollo del Lenguaje Infantil: Oraciones Subordinadas y Relativas

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A continuación, se presentan construcciones en las que se omite el pronombre relativo o la conjunción de subordinación. Ejemplo: “Mira el coche, me lo ha regalado mi tío”, en vez de decir: “Mira el coche *que* me ha regalado mi tío”. Finalmente, aparecen las oraciones de relativo correctamente formuladas. En las oraciones de relativo que forman parte del sintagma verbal de la oración principal, sustituye de forma natural a las estructuras de yuxtaposición y coordinación. Ejemplo: “Oigo una música”, “la música me gusta”, “Oigo una música y la música me gusta” y, “Oigo una música *que* me gusta”. El niño no produce hasta más adelante, hasta los seis años, proposiciones en las que la oración de relativo forma parte del sintagma nominal sujeto. Ejemplo: “La música que oigo, me gusta”. También, en el lenguaje adulto, son mucho más frecuentes las frases en las que la proposición relativa forma parte del sintagma nominal.

Subordinadas Causales y Consecutivas

Las subordinadas causales y consecutivas aparecen aproximadamente entre los cinco y seis años. Ejemplo de causal: “Yo espero a papa porque va a venir”. Ejemplo de consecutiva: “Juan me ha quitado mis lápices, entonces yo le pego”. En ese entonces, se ha usado el sentido consecutivo como sinónimo de “por lo tanto”. La utilización de la estructura de subordinación implica que uno de los dos acontecimientos descritos en la oración está considerado como punto de referencia para que ocurra el otro acontecimiento. La proposición que describe a este último funcionará gramaticalmente como subordinada, y la otra, como principal. El retraso de las subordinadas circunstanciales temporales respecto a las subordinadas causales debe ser atribuido al hecho de que, para estas últimas, la elección del punto de referencia está hecha por adelantado, y en el caso de las temporales, hay dos acontecimientos implicados y nada le indica al niño cuál debe servir como punto de referencia y cuál como proposición subordinada. Ejemplo: “Antes de comer me lavo las manos” o bien, “me lavo las manos antes de comer”, o bien “puesto que me he lavado las manos como”, o bien “como, porque me he lavado las manos”. En esas oraciones vemos una relativa independencia del orden formal respecto al orden real de los acontecimientos. El niño difícilmente comprende que en el enunciado puede aparecer en primer lugar el acontecimiento ocurrido después.

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