Desarrollo Militar y Consecuencias de la Guerra Civil Española

El Asedio de Madrid y las Primeras Batallas

A pesar de la superioridad inicial de la aviación alemana, llegaron los primeros aviones y tanques rusos que, junto a la ayuda de las Brigadas Internacionales, lograron paralizar a las tropas del bando nacional en la Ciudad Universitaria de Madrid (bajo el lema "no pasarán"). Entonces, el bando nacional inició una serie de batallas y bombardeos en los alrededores de Madrid; fueron las batallas del Jarama y de Guadalajara, donde los republicanos también frenaron a las tropas nacionales.

La Campaña del Norte y el Avance Franquista

Ante la dificultad del asedio de Madrid, Franco decide renunciar temporalmente a la capital y centrar sus fuerzas en el control de todo el norte siderúrgico y minero que aún pertenecía a la República. A mediados de 1937 se abre una nueva fase extendida hasta el verano de 1938. El objetivo de Franco era dejar aislada a la zona republicana y ocupar Vizcaya y Asturias.

Se inicia ahora la campaña en el País Vasco, que los nacionales controlan con la ayuda de los requetés carlistas, la Legión Cóndor alemana y tropas italianas. En esta campaña se produjo el bombardeo de Guernica, ciudad símbolo del nacionalismo vasco, cuya destrucción supuso el exterminio masivo de la población civil y un escándalo mundial. Una vez caído Bilbao, los nacionales controlan rápidamente Santander y Asturias, y con ello, todos los recursos mineros del norte.

Grandes Ofensivas y la Batalla del Ebro

La República intentó en esta fase realizar dos ofensivas para aliviar el cerco sobre Madrid y la presión sobre el norte: fueron las batallas de Brunete y Belchite. Sin embargo, el bando nacional contraatacó con éxito y retomó la iniciativa lanzando una ofensiva en el frente de Aragón con el objetivo de partir en dos la zona republicana.

En abril de 1938 se produce la Batalla del Ebro, la más encarnizada de la guerra (unas 100.000 bajas). Fue una larguísima guerra de desgaste que provocó una grave crisis interna en el bando republicano y agotó sus últimas reservas, extendiéndose la sensación de derrota.

El Fin de la Guerra y la Caída de la República

En diciembre de 1938 se inicia la última fase cuando el ejército franquista desencadena sobre Cataluña su última gran ofensiva. En estos momentos se inicia un tremendo éxodo de población civil por los Pirineos: en enero de 1939 cayó Barcelona y posteriormente el resto de Cataluña. La República continuaba resistiendo, pero Franco se negó a negociar una rendición. Finalmente, el 28 de marzo, el ejército franquista entraba en Madrid, mientras miles de españoles intentaban abandonar el país por el Levante sin éxito. El 1 de abril de 1939, Franco firmaba el último parte de guerra.

Consecuencias Devastadoras del Conflicto

Impacto Demográfico

Las consecuencias de la guerra fueron devastadoras. Las pérdidas demográficas que causó el conflicto fueron enormes (unos 500 o 600 mil muertos en la guerra): los fallecidos en el frente, los causados por la represión en la guerra y en la posguerra, por el hambre, las epidemias, el exilio y la pérdida de población joven.

El Exilio Republicano

Una de las consecuencias demográficas de la guerra civil fue el exilio republicano huyendo de la amenaza de las represalias, entre ellos los llamados niños de la guerra, que fueron evacuados a países extranjeros. Unos 450.000 republicanos —en un primer momento mujeres, niños, ancianos y enfermos, y luego los soldados— cruzaron la frontera francesa. Los hombres fueron internados en campos de concentración en Francia, en condiciones penosas.

Un numeroso grupo de exiliados fueron acogidos en países de América Latina, sobre todo en México, que acogió a intelectuales y profesionales (abogados, médicos, ingenieros, maestros) que se instalaron en ese país.

Efectos Económicos

La guerra civil tuvo también unos efectos económicos desastrosos y dejó al país exhausto. Ferrocarriles, carreteras y marina mercante quedaron destruidos. Asimismo, medio millón de viviendas fueron total o parcialmente destruidas.