El Desastre de 1898: Crisis del Imperio Colonial Español y Levantamientos en Cuba, Puerto Rico y Filipinas
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T:8:G.C. y crisis 98
2. El Desastre de 1898
2.1. El imperio colonial ultramarino español
Los restos del imperio colonial español consistían en dos grandes islas del Caribe: Cuba y Puerto Rico. La situación de Cuba y Puerto Rico presentaba unos rasgos coloniales muy peculiares: ambas islas, situadas en las cercanías de los Estados Unidos, tendrían una vida económica basada en la agricultura de exportación, con el azúcar de caña y el tabaco como principales productos. En el archipiélago de Filipinas, en cambio, la población española era escasa y los capitales invertidos no eran relevantes.
2.2. La insurrección colonial
Antecedentes
En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas, cuando se produjo una sublevación popular dirigida por Manuel de Céspedes (Grito de Yara), que dio comienzo a la lucha por la abolición de la esclavitud en las plantaciones e ingenios azucareros y por la autonomía política. La Guerra de los Diez Años duró hasta 1878, y concluyó con la Paz de Zanjón, por la que el general Martínez Campos se comprometió a conceder a Cuba formas de autogobierno. Durante unos meses de 1879 se volvieron a dar algunos conatos de lucha en Oriente, en la llamada Guerra Chiquita.
Tras la Paz de Zanjón, los cubanos esperaban de la administración española una serie de reformas que les otorgasen los mismos derechos de representación política en las Cortes que los españoles de la península, la participación en el gobierno de la isla y la abolición de la esclavitud. En Puerto Rico se produjo un proceso similar.
Los resultados de la Paz de Zanjón fueron escasos: solamente se había conseguido la abolición formal de la esclavitud en 1873, con la Primera República.
Siguiendo el modelo bipartidista de la Península, se crearon en Cuba dos grandes partidos:
- El Partido Autonomista, integrado en su mayoría por cubanos.
- La Unión Constitucional, un partido españolista que contaba con una fuerte militancia de los peninsulares instalados en la isla.
Los criollos ricos del Partido Autonomista habían visto amenazado su liderato durante la larga guerra y su deseo de salvarse a sí mismos mediante la autonomía de la soberanía española daba al gobierno español una oportunidad para recuperar la alianza de un sector importante de la opinión cubana. Esta oportunidad la perdieron en parte los gobiernos españoles.
Formado por las clases burocráticas y comerciales españolas, por fabricantes, tenderos y artesanos inmigrantes, decían que la autonomía debía conducir al separatismo, ocultando el debate acerca de la naturaleza. Había en el conflicto entre autonomistas y unionistas un conflicto por el poder local: los unionistas se valían de la soberanía española para monopolizar la maquinaria de la administración local, monopolio con el que los autonomistas estaban decididos a acabar.