El Desastre del 98 y el Regeneracionismo: Transformación y Crisis en la España de Fin de Siglo

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El Desastre del 98 y el Regeneracionismo: Transformación y Crisis en la España de Fin de Siglo (1898-1902)

Consecuencias del Desastre de 1898

La pérdida de las colonias no acarreó las terribles consecuencias que se temían; el sistema no se vino abajo. No hubo grandes efectos económicos, salvo en el sector textil catalán. En tres o cuatro años, la economía española experimentó un espectacular crecimiento. Pero sí hubo una gran preocupación nacional por el sentimiento de desastre, que desembocó en una corriente de pesimismo político e intelectual. Esto originó un profundo debate sobre la situación actual de España, tanto en la Generación del 98 como en el Regeneracionismo.

El Movimiento Regeneracionista

El Regeneracionismo consistió en las críticas de intelectuales como Joaquín Costa y de periodistas como Leopoldo Alas “Clarín”, quien destacó por su realista novela La Regenta y sus más de dos mil artículos en los periódicos. Defendían la modernización, apostando por una política educativa y por la transformación de la agricultura. Joaquín Costa lo resumía en su célebre frase: «Despensa y escuela y siete llaves al sepulcro del Cid». A este movimiento se sumó la Generación literaria del 98, con figuras como Unamuno, Machado y Azorín, quienes, si bien no hicieron una crítica política directa, tuvieron una reacción psicológica e interiorizaron la tristeza de aquellas circunstancias.

La Protesta Social y el Nacionalismo Catalán

Desde distintos lugares de España, pero especialmente desde Cataluña, se alzó una crítica muy fuerte a la situación política, al caciquismo y al falseamiento electoral. En Cataluña, el nacionalismo cobró gran fuerza, impulsando peticiones de descentralización y la demanda de «conciertos económicos», similares a los que ya disfrutaba el País Vasco.

A partir de esta efervescencia, se fue formando un partido clave: La Lliga Regionalista, que cosecharía un notable éxito en las elecciones catalanas desde 1901 hasta 1923.

Los Gobiernos Regeneracionistas (1899-1902)

Ante el «Desastre del 98», Sagasta dimitió y la regente encargó al conservador Francisco Silvela la formación de un nuevo gobierno. En 1899, Silvela formó un gobierno de coalición con Polavieja y representantes catalanes (Duran i Bas), con un ambicioso proyecto que prometía menos corrupción, mayor eficacia y honestidad en los procesos electorales. Los gobiernos que siguieron al de Silvela, como el liberal de Sagasta (marzo de 1901), trabajaron en la misma línea reformista. Se trataba de programas de carácter reformista, no revolucionarios, que no pretendían destruir el funcionamiento del sistema de la Restauración. Sin embargo, la existencia de numerosos intereses enfrentados dentro de los partidos dinásticos hacía imposible sacar adelante leyes y reformas significativas. Hubo nuevas esperanzas con la llegada al trono del joven Alfonso XIII. No obstante, el problema fundamental residía en el excesivo poder del Gobierno frente al parlamento y la monarquía. Por ello, los problemas estructurales del país no se solucionaron de manera efectiva durante el período 1902-1923.

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