Descartes: El Cogito Ergo Sum, la Res Cogitans y el Fundamento de la Certeza Filosófica
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El Fundamento Cartesiano: Del Cogito Ergo Sum a la Res Cogitans
(Nota del autor: Este texto aborda la evolución del pensamiento cartesiano, desde la primera advertencia de la verdad del "Cogito Ergo Sum" hasta el examen posterior que define la "Res Cogitans").
El Cogito Ergo Sum: La Primera Verdad Indudable
La idea principal de este fragmento se centra en el Cogito Ergo Sum como pilar fundamental del método cartesiano. En este contexto, la duda metódica se erige como el camino esencial para desvelar una primera verdad absolutamente indudable.
Ideas Secundarias que Desarrollan el Tema Principal
A pesar de la aplicación rigurosa de la duda metódica, se logra identificar una primera verdad incuestionable, a la que Descartes denominó el criterio de certeza.
La proposición "Pienso, luego existo" (Cogito Ergo Sum) constituye la evidencia primordial sobre la cual se erige todo el sistema del método cartesiano. Por consiguiente, esta verdad fundacional debe poseer las cualidades de claridad y distinción para ser incuestionable.
Descartes alcanza su propósito: establecer un primer principio filosófico que sea inmune a cualquier objeción escéptica. Esta verdad inicial no solo confirma la existencia del sujeto pensante, sino que también revela su naturaleza intrínseca: no es un cuerpo ni ninguna otra entidad material, sino puro pensamiento.
La Res Cogitans: El Yo como Sustancia Pensante
La idea central de esta sección profundiza en la definición del yo como sustancia pensante (Res Cogitans). Se subraya que la evidencia de la proposición "Pienso, luego existo" se fundamenta en dos características esenciales: la claridad y la distinción.
Desarrollo de la Temática Principal a Través de Ideas Secundarias
Descartes articula su célebre dualismo cartesiano, postulando que el ser humano está compuesto por dos sustancias distintas: el cuerpo (Res Extensa) y el alma (Res Cogitans). El yo, esa primera verdad evidente, es concebido por Descartes como una sustancia puramente pensante, siendo el pensamiento su atributo principal.
Tras establecer la primera verdad, Descartes desarrolla exhaustivamente el criterio de certeza. Este criterio dictamina que son ciertas aquellas proposiciones que resultan indudables, como el "Pienso, luego existo". Tales proposiciones son inherentemente evidentes y se distinguen por su claridad y distinción, cualidades que actúan como la garantía última de la certeza.
Al sumergirse en su propia subjetividad, Descartes llega a la convicción de que únicamente puede estar seguro de su propia existencia. Esta introspección genera el problema del solipsismo, el cual logra superar mediante la demostración de la existencia de Dios, que actúa como garante de la realidad externa.