Descartes: El Cogito, Sustancias y la Demostración de la Existencia Divina

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La Metafísica Cartesiana: Del Cogito a la Existencia de Dios y el Mundo

René Descartes, figura central del racionalismo, es consciente de su propia duda, y si duda, debe ser algo. De esta premisa fundamental surge su célebre afirmación: «Cogito, ergo sum» (Pienso, luego existo). Descartes sostiene que, aunque se pueda dudar de todo lo demás, la propia acción de dudar (pensar) implica la existencia de un ser que duda, una sustancia pensante.

La Doctrina de las Sustancias en Descartes

Para Descartes, el término sustancia se refiere a "algo que existe de forma tal que no tiene necesidad sino de sí mismo para existir". Sin embargo, el filósofo considera que esta definición estricta solo puede aplicarse plenamente a Dios. Por ello, establece una clasificación de las sustancias:

  • Sustancia Infinita: Dios, el único ser que no necesita de nada más para existir.
  • Sustancias Finitas: Aquellas que, aunque independientes entre sí, necesitan de Dios para existir. Se dividen en:
    • Sustancia Pensante (res cogitans): Su atributo esencial es el pensamiento, y sus modos incluyen dudar, afirmar, querer, sentir, etc. Esta es la primera evidencia cartesiana.
    • Sustancia Extensa (res extensa): Cuyo atributo principal es la extensión en el espacio, y sus modos son el tamaño, la figura y el movimiento.

El Dualismo Cartesiano y el Ser Humano

El ser humano, según Descartes, está compuesto por la sustancia pensante (el alma) y la sustancia extensa (el cuerpo). Se trata de dos sustancias radicalmente independientes, con funcionamientos distintos, que se comunican a través de la glándula pineal, ubicada en la base del cerebro. Esta concepción antropológica es conocida como dualismo cartesiano.

Es crucial destacar que la primera evidencia que Descartes descubre es la existencia de la sustancia pensante (el "yo" que duda). La existencia del mundo exterior, la sustancia extensa, es lo último que deduce, una vez que ha demostrado la existencia de Dios.

La Demostración de la Existencia de Dios y el Mundo

La metafísica cartesiana busca establecer los principios fundamentales de todo conocimiento. En este contexto, la demostración de la existencia de Dios es un pilar esencial, ya que garantiza la veracidad de nuestras percepciones claras y distintas.

Tipos de Argumentos para la Existencia de Dios

A lo largo de la Historia de la Filosofía, las demostraciones de la existencia de Dios se han clasificado principalmente en dos tipos:

  • Argumentación "a posteriori": Su desarrollo deductivo va del efecto (el mundo, la experiencia) a la causa (Dios).
  • Argumentación "a priori": Parte de la causa (la idea de Dios) para llegar al efecto. El argumento ontológico es el argumento "a priori" por excelencia, y Descartes lo utiliza en sus pruebas.

Los Tres Principios Fundamentales de la Metafísica Cartesiana

Descartes aplica su método a la metafísica para demostrar tres principios fundamentales, que son la raíz de todas las ciencias:

  1. El Alma o Sustancia Pensante (Res Cogitans): La primera evidencia indudable, el "yo" que piensa y duda.
  2. Dios o Sustancia Infinita: Cuya existencia demuestra a través de tres pruebas distintas, garantizando la veracidad de nuestras ideas claras y distintas.
  3. El Mundo o Sustancia Extensa (Res Extensa): La existencia del mundo exterior es lo último que se demuestra. Descartes la fundamenta en la veracidad y bondad de Dios, quien, al habernos creado, no nos engañaría. La certeza moral que tenemos de la existencia del mundo se convierte así en una certeza metafísica, respaldada por la fiabilidad divina.

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