Descartes: La Demostración de la Existencia del Mundo y su Visión Mecanicista

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La Demostración Cartesiana de la Existencia del Mundo (Res Extensa)

Una vez demostrada la existencia de Dios a partir de su propia idea, Descartes procede a establecer la existencia del mundo. La existencia del mundo se fundamenta en la existencia de Dios: dado que Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que nos engañemos al creer que el mundo existe. Por lo tanto, el mundo existe. Dios, al ser perfecto e infinito, debe ser inherentemente veraz.

Con esta demostración, Descartes rompe definitivamente con la duda metódica, recuperando la confianza en el conocimiento de los sentidos (aunque con una confianza escasa) y en el conocimiento racional (con una confianza plena). Al mismo tiempo, pone fin a la hipótesis radical del genio maligno.

La Concepción Mecanicista y Determinista del Mundo Físico en Descartes

El mundo físico es concebido como la «sustancia finita extensa», cuyo atributo o esencia básica es la extensión. Es una realidad que no existe por sí misma, pero una vez creada, posee una existencia independiente de la otra sustancia creada: el pensamiento.

En el mundo físico, lo único que se nos presenta como una idea clara y distinta es la extensión. Por consiguiente, solo existirán las propiedades asociadas a este atributo, aquellas que podemos percibir de modo claro y distinto: la posición, la figura y el movimiento, lo que John Locke denominaría más tarde cualidades primarias. Las cualidades secundarias (como el color, el sabor o el olor) no existen para Descartes en la realidad misma, sino que son meras afecciones subjetivas que nosotros proyectamos. Del mundo físico, solo podemos conocer científicamente la figura y el movimiento, es decir, las cualidades primarias.

Una vez suprimidas las cualidades secundarias, el universo se reduce a pura geometría. Todo cuerpo es una extensión material que ocupa un lugar y llena un espacio; es decir, es distendida. El cuerpo queda, así, reducido a un esquema geométrico. Si a la extensión se le añade el movimiento con sus leyes, inscritas por Dios en la naturaleza, la Física cartesiana —la explicación cartesiana de la realidad— se torna mecanicista y determinista. Todo puede explicarse en función de un modelo mecanicista: «la realidad física es un sistema determinado de cuerpos en movimiento en un espacio geométrico y matematizable».

Descartes pone fin al finalismo de Aristóteles. Las cosas se mueven mecánicamente. Los cuerpos físicos, las plantas, los animales e incluso el cuerpo humano son concebidos como máquinas. El movimiento es comunicado por Dios a la materia en un primer instante, y este se transmite por choque, produciendo diversas combinaciones de materia.

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