Descartes: Dualidad Mente-Cuerpo y el Origen de la Libertad Humana

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El Dualismo Cartesiano: Alma, Cuerpo y la Búsqueda de la Libertad

El alma, como substancia pensante (res cogitans) no posee extensión, es decir, no es corporal ni material y todo aquello que no tiene cuerpo ni materia no entra dentro del sistema mecanicista de la filosofía cartesiana, pues no está sometido ni regido a unas leyes necesarias. La explicación mecanicista del mundo desde el punto de vista cartesiano afecta solo al mundo material, a los fenómenos naturales, y por tanto, a los atributos esenciales de la materia como la extensión (volumen), el movimiento y la figura. La concepción mecanicista del mundo concibe el cuerpo como una simple máquina que responde a todas las leyes mecánicas del mundo físico, donde considera a este como un todo cuyos movimientos son resultados de otros movimientos trasmitidos de un cuerpo a otro. Si dejamos al margen del mecanicismo al alma, dejaremos no solo a salvo la libertad sino además todos los valores espirituales en los que creemos. Para salvar la libertad humana esta debe residir no en el cuerpo que es materia, sino en “algo” que no esté sometido a estas leyes y este “algo” será la res cogitans, el “yo como pensamiento”, el alma.

La Relación entre Alma y Cuerpo

Ahora bien: ¿Qué relación tiene el alma con el cuerpo, si a la vez poseen atributos y facultades diferentes y por qué la necesidad de esta relación? Las facultades del alma son por una parte la razón y la voluntad, y las facultades del cuerpo son las pasiones y los apetitos naturales. Según Descartes, las pasiones son percepciones o emociones que se dan en nosotros y que afectan al alma aunque no se dan en ella ya que éstas se originan en el cuerpo y son causadas por las tendencias de este. Al ser generadas por el cuerpo son por una parte involuntarias, ya que no dependen del alma racional, y además, irracionales puesto que no obedecen a la razón. Esto obligará a la voluntad a establecer una lucha para someter las pasiones a su control. La función del alma, por tanto, será controlar y dirigir las pasiones. Según Descartes, éstas no son en sí ni buenas ni malas, sino que dependerá del uso que nosotros hagamos de ellas y habrá que saber cómo dirigirlas. En este combate la razón será la encargada de proporcionar el conocimiento y juicios para que la voluntad pueda conducir bien las acciones de la vida. Será en esa lucha del alma por controlar las pasiones donde residirá la libertad. Sabemos que el alma tiene dos funciones, por una parte es entendimiento o razón, es decir, la facultad de pensar y por otra parte es voluntad, la facultad de afirmar o negar, y será aquí donde identificaremos la libertad. Según Descartes la razón, no puede caer nunca en el error, puesto que la razón nunca se equivoca, será por tanto la voluntad la que o bien por prevención o bien por precipitación lo haga, recordemos que la primera regla del método, “la evidencia”, nos advierte del cuidado que debemos tener con estos dos errores.

La Libertad como Sometimiento de la Voluntad al Entendimiento

La libertad consistirá, básicamente en la capacidad de elegir entre diversas opciones que se nos presenten. A través del entendimiento se nos presentarán las ideas claras y distintas, sobre lo bueno y lo malo, sobre lo verdadero y lo falso, y la voluntad, elegirá lo que este le ofrezca con total libertad. La libertad pues consistirá en el sometimiento de la voluntad al entendimiento y este sometimiento será la idea central de la ética cartesiana.

Conclusión

En definitiva, tal y como vemos, Descartes para salvar la libertad dentro de su concepción mecanicista del mundo, necesita elaborar su teoría antropológica dualista para dejar libre el alma del cuerpo ya que solo este último está sometido a las leyes del universo.

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