Descartes: La Duda Metódica y el Cogito como Fundamento de la Certeza
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El Método Cartesiano: Un Camino hacia la Certeza
La Duda Metódica de Descartes: Un Pilar Fundamental
Según Descartes, la duda es metódica. Como debemos considerar que todo aquello de lo que se puede dudar es falso, tal y como indica la primera regla del método, una vez encontremos algo de lo cual no podamos dudar —un primer principio—, podremos extraer de él todas las verdades, recuperando buena parte de las cosas de las que habíamos dudado. Sin embargo, es necesario dudar para saber si hay efectivamente algún primer principio, algo de lo cual no podamos dudar bajo ningún concepto.
Descartes duda del conocimiento que proviene de los sentidos. Tal vez estés convencido de que lo "real" y lo "verdadero" es lo que ves a través de los sentidos, pero no es así. En cambio, es verdad que tienes algunos amigos, a pesar de que nunca verás la amistad. Lo "real" no es algo que "veamos"; es algo que construimos con lo que vemos. Podemos además dudar de si lo que ocurre en nuestros sueños es real o de si estamos constantemente en un sueño, ya que nada nos lo garantiza. Además, cuando soñamos sufrimos y experimentamos miedo; entonces, ¿cómo sabes distinguir entre un sueño y lo real?
Si podemos dudar de los sentidos, puede que nuestro cuerpo no sea como creemos que es y puede que sus características sean muy distintas. Descartes no pretende que no tengamos representaciones mentales de las cosas; lo que nos dice es que no hay motivos para creer que las cosas sean tal y como aparecen en nuestras imágenes mentales. Los objetos matemáticos no parecen referirse a nada. Las demostraciones matemáticas no ofrecen duda.
Sin embargo, hay una forma de la que sí podríamos dudar de las matemáticas, y es que todo lo de nuestro alrededor sea falso y creado por un geniecillo maligno, poderoso y malvado, que ha creado nuestro mundo 'real'. Siempre que creemos estar en la verdad, resulta que nos equivocamos. Ahora sí podemos y debemos dudar de las matemáticas.
Por supuesto, Descartes no cree que exista un geniecillo maligno. La cuestión no es esa. La cuestión es que en condiciones normales no podemos dudar de las matemáticas. Pero si introduzco esta hipótesis, sí puedo hacerlo. Desde el momento en que puedo dudar de las matemáticas, aunque sea mediante la introducción de una hipótesis tan fantástica como la del geniecillo maligno, debo considerar que es falsa. De hecho, esta hipótesis conlleva que podemos dudar de prácticamente todo. Es difícil imaginar algo más cierto que las matemáticas, más indudable.
El Cogito Cartesiano: "Pienso, Luego Existo"
Cuando parece que podremos dudar de todo, precisamente entonces es cuando hallamos la primera e indudable certeza, a saber, que yo, que pienso, existo. Si hay un geniecillo que me engaña, es porque yo existo. Si dudo, es porque yo existo. Si me equivoco, es porque yo existo. Pienso, luego existo. La proposición "pienso, luego existo" es indudable, verdadera, cada vez que la pienso. Nada puede apartarme de esa certeza. Descartes no está diciendo que cuando no pienso no existo ni que las cosas que no piensan no existen. Puede que sí y puede que no. Cuando no pienso, dejo de tener seguridad de mi existencia, mientras que cuando pienso sí tengo seguridad de ello. Esto no significa que solo existe lo que piensa, sino que su existencia no será segura.
Aquí está el gran problema de la filosofía cartesiana. A la pregunta "¿qué soy yo?", Descartes responde que soy una cosa que piensa y que es indudable que tengo ideas, que tengo pensamiento. A su vez, el "pensamiento" incluye todo aquello de lo que somos o podemos ser conscientes en cada momento. "Pensamiento" es un término que es producto de una intuición y algo que se capta de un modo inmediato. Todo lo que percibimos inmediatamente puede incluirse bajo el término "pensamiento". (Esto aparece en las Meditaciones Metafísicas).