Descartes y la Duda Metódica: Reconstruyendo los Fundamentos del Saber
Clasificado en Filosofía y ética
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El presente texto explora la prueba de la existencia de Dios y del alma humana, cuestionando sus fundamentos a través de la duda filosófica.
La Duda Cartesiana: Origen y Propósito
La duda recorre la mente del hombre moderno, impulsándolo a reconstruir el conocimiento desde sus cimientos, tras haber desmantelado las opiniones preestablecidas. La filosofía cartesiana se replantea todos los fundamentos del saber mediante dos fases distintivas:
- Fase destructiva: A través de la duda universal y metódica, se busca demoler las convicciones y principios arraigados en la cultura y ciencia de la época.
- Fase constructiva: El Cogito (Pienso, luego existo) pretende establecer el saber sobre unas nuevas bases inquebrantables.
Para lograr esto, Descartes establece un camino (del griego, Meta-Odos, que significa "más allá del camino" o "método"), una metodología rigurosa para resolver estas dudas, que, más que meramente teóricas, son de vital importancia existencial.
La Duda Metódica: Proceso y Argumentos
Una vez establecido el método, Descartes lo somete a prueba mediante la duda metódica. Este recurso cartesiano es empleado para erradicar cualquier falsedad y descubrir la verdad indubitable. Para ello, Descartes rechaza los saberes vigentes en su tiempo, así como la ciencia y los conocimientos adquiridos a través de la experiencia ("el libro del mundo"). Adopta una solución radical: suprime todas las opiniones preexistentes con el fin de forjar su propio camino filosófico, al no encontrar ningún principio seguro en el saber tradicional.
Es crucial entender que la duda metódica es el principio de su filosofía, pero no su fin último.
Descartes presenta varias razones para dudar de nuestros conocimientos:
Argumentos de la Duda Metódica
- Las falacias de los sentidos: La primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos radica en las falacias de los sentidos. Dado que los sentidos nos inducen a error en ocasiones, no pueden ser considerados una fuente segura de conocimiento.
- La imposibilidad de distinguir entre vigilia y sueño: Una segunda razón para dudar es la dificultad de discernir con certeza si estamos despiertos o soñando. Esta indistinción nos lleva a dudar de la existencia real de las cosas. Por lo tanto, debemos considerar provisionalmente falsa la existencia del mundo exterior.
- La hipótesis del genio maligno: Finalmente, aunque las dudas anteriores permiten cuestionar la existencia de las cosas y del mundo sensible, no afectan a ciertas verdades indudables, como las matemáticas. Para extender la duda a estas verdades, Descartes introduce la hipótesis de un "espíritu maligno" o "genio maligno" de extremado poder e inteligencia, que pone todo su empeño en engañarnos. Se trata de una hipótesis puramente metódica e hiperbólica, que nos permite dudar de la totalidad de nuestros conocimientos, incluso los más aparentemente ciertos.