Descartes: Existencia de Dios, Sustancia y la Dualidad del Ser

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¿Por qué puedo preguntarme si yo, que poseo la idea de un ser perfecto e infinito, puedo existir si ese ser no existe? A esto argumenta Descartes que si yo fuera causa de mi propia existencia, yo sería la causa de la idea de lo perfecto que está presente en mi mente, y para que fuera así tendría que ser el ser perfecto; por lo tanto, tiene que ser algo externo a mí. Descartes muestra la existencia de Dios a partir de la idea de Dios. Los argumentos de Descartes van de la idea de Dios como ser perfecto e infinito a la afirmación de la existencia de Dios, que no solamente es causa de lo perfecto e infinito, sino también es causa de mí mismo, el ser en que se da tal idea. La existencia de Dios proporciona a Descartes una comprensión más adecuada de la existencia del yo, afirmado en el cogito: Se trata de un yo pensante que posee la idea de lo perfecto, y ese es el fundamento de la argumentación a favor de la existencia de Dios. La certeza de la existencia de Dios es lo que nos faculta a aplicar universalmente y con confianza el criterio sugerido por el examen de la proposición 'pienso, luego existo'.

Sustancia, Atributo y Modo en Descartes

Recordemos que para Descartes, la sustancia es lo concreto existente, la que posee la causa de su existencia. Él disocia sustancias finitas y sustancias infinitas: las que no tienen en sí su propia causa y las que, por el contrario, sí la tienen. Afirma que cada sustancia se identifica gracias a un atributo, que equivale a su misma esencia y que debe constituirse en una idea clara y distinta; reconociendo, a su vez, el modo que define la forma en la que está dispuesta la sustancia. De hecho, estos conceptos -sustancia, modo y atributo- son centrales para el racionalismo, aunque posteriormente serán cuestionados por los empiristas.

La Dualidad Cartesiana: Res Cogitans y Res Extensa

Las sustancias finitas son de dos tipos: el alma y los cuerpos materiales. No tienen en sí mismas la causa de su existencia y además, cada una tiene una esencia propia, un atributo. El alma se caracteriza por el pensamiento: es res cogitans, mientras que el cuerpo -caracterizado por la extensión- es res extensa. El ser humano se compone de alma y cuerpo, lo que supone que en él se combinan pensamiento y extensión. Este hecho ocasiona problemas de dualidad, pues ambos atributos son divergentes. Las sustancias finitas -res cogitans y res extensa- son esenciales para comprender el desarrollo de las teorías antropológicas cartesianas, así como para entender sus estudios físicos.

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