Descartes y Kant: Sustancias, Conocimiento y el Giro Copernicano
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La Filosofía de Descartes: Las Sustancias
La Sustancia Extensa
Lo que puede ser demostrado de manera matemática es real. Puesto que las matemáticas se desarrollan a partir de las figuras, se puede decir que está garantizado todo aquello que se pueda medir y calcular: las sustancias extensas.
Las sustancias extensas se pueden medir y calcular; son lo que habitualmente llamamos cuerpos o materia: el mundo físico. El mundo físico está compuesto por cuerpos materiales que se pueden medir y calcular. Figura, movimiento, cantidad y duración son propiedades matemáticas del mundo físico que serán designadas por Descartes como cualidades primarias del mundo, mientras que todo aquello que no se puede medir será considerado como cualidad secundaria.
La Sustancia Infinita
Podemos entender la realidad a partir de tres principios o sustancias simples: la sustancia pensante, la sustancia extensa y Dios (la sustancia infinita).
La sustancia infinita puede considerarse como una constante del universo: Dios lo es todo y está en todo, por lo que, para poder entender la realidad, esta constante se puede despejar, se puede eliminar, sin que la fórmula final de comprensión del mundo deje de tener sentido.
La Comunicación de las Sustancias
El problema consiste en cómo conectar las dos sustancias restantes (pensante y extensa). El alma (sustancia pensante) y el cuerpo (sustancia extensa) son dos realidades radicalmente distintas. Este dualismo categórico genera problemas que Descartes tratará de solucionar, aunque lo hará de manera insatisfactoria.
El Problema de la Comunicación
Si cuerpo y alma son dos realidades independientes, ¿cómo pueden comunicarse? ¿Cómo pueden afectar las pasiones del cuerpo a los estados del alma? Descartes imagina la existencia de una glándula en el cuerpo, la glándula pineal, como órgano que relaciona el cuerpo y la mente, pero no aporta prueba alguna al respecto.
La Sustancia Pensante
Tampoco se puede entender cómo se pueden comunicar dos sustancias pensantes entre sí. Cada ser humano está encerrado en sí mismo y lo único que puede saber de los demás es que poseen un cuerpo similar al suyo. Pero la existencia de un cuerpo no garantiza la existencia de un alma: los otros, los semejantes, se convierten en una incógnita que hay que resolver, y la existencia individual se hunde en la soledad de la incomprensión.
La Epistemología de Kant
¿Qué son los Juicios Sintéticos a Priori?
Según Kant, cuando se trata de transmitir información objetiva, hay dos tipos de juicios:
- Juicios analíticos: Son aquellos en que la información que se aporta proviene del análisis del sujeto. No amplían nuestro conocimiento, pero aclaran el significado de los conceptos que estamos tratando. Estos juicios son a priori (independientes de cualquier experiencia) porque nos dicen cómo tiene que ser esta antes de que ocurra. Al ser juicios a priori, son universales.
- Juicios sintéticos: Son aquellos en los que el predicado no está incluido en el sujeto, sino que se forman por la unión (síntesis) de elementos distintos. Amplían nuestro conocimiento. Tradicionalmente se consideraba que solo podían ser a posteriori (basados en la experiencia), pero Kant postulará la existencia de juicios sintéticos a priori en las matemáticas y la física, que son la base del conocimiento científico.
¿En qué consiste el Giro Copernicano en la Teoría del Conocimiento de Kant?
¿Sería posible obtener esos avances (como en matemáticas y física) en otras ramas del conocimiento? ¿Sería posible llegar a realizar una metafísica científica? Kant considera que, para que esto fuera posible, sería necesario cambiar nuestra manera de entender el conocimiento. Hasta entonces, se había considerado que los seres humanos somos meros receptores pasivos de la información que nos ofrecen los sentidos. Después, el entendimiento se encargaría de clasificar y ordenar esa información en forma de juicios.
Kant propone invertir esta relación: no es el sujeto el que se adapta al objeto para conocerlo, sino el objeto el que se adapta a las estructuras a priori del sujeto cognoscente. Este “giro copernicano” propuesto por Kant se entendería así: la realidad fenoménica (lo que conocemos) no es independiente del sujeto, sino que está configurada por nuestras facultades cognitivas. El conocimiento no es un reflejo pasivo de la realidad, sino una construcción activa donde el sujeto impone sus condiciones (formas de la sensibilidad y categorías del entendimiento) al objeto.