Descartes: Mecanicismo, Dualismo Mente-Cuerpo y Fundamentos de la Moral
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El Mecanicismo Cartesiano y el Compuesto Humano
La teoría cartesiana sobre el movimiento afirma que solo puede haber movimiento en la cantidad, que, al identificarse con la extensión, se reduce a movimiento local. Este movimiento queda definido como una alteración en la posición relativa de un cuerpo a otro, un modo de las cosas. Además, este movimiento ha de originarse en una primera causa exterior, que Descartes situó en Dios.
De esta forma, el universo es concebido como una gran máquina mecánica perfectamente diseñada por Dios, en la que los cambios se producen según lo previsto por la voluntad divina, sin hacer referencia a ningún fin o propósito.
El Dualismo Antropológico y la Comunicación de Sustancias
A partir de esto, Descartes considera a los cuerpos físicos como máquinas y autómatas. Todo fenómeno corpóreo ha de poder ser reducido a lo matemático-mecánico. Descartes no es plenamente consciente de hasta qué punto separa radicalmente el espíritu y la materia al considerar que la primera es fundamentalmente pensante y la segunda básicamente mecánica, con lo que hace prácticamente imposible su comunicación. Este dualismo antropológico planteó el tema de la “comunicación de las sustancias”.
La solución de Descartes a este interrogante consistió en relacionar el alma con una glándula situada en el cerebro que produciría unas realidades intermedias entre el espíritu y la materia y que se transmitirían a través de la corriente sanguínea.
Por otro lado, Descartes dedujo que el alma humana es inmortal, al ser independiente del cuerpo y no necesitar de él para vivir.
La Moral Cartesiana
Descartes elabora una moral provisional que quedó formulada en el Discurso del Método, y se articula en cuatro reglas:
- Vivir felizmente y en paz con los demás.
- Ser diligente a la hora de actuar.
- Cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo.
- Dedicar la vida al cultivo de la razón.
También defiende que hay tres verdades que nos ayudan a dirigir bien nuestra conducta:
- Dios existe y todo depende de él.
- La naturaleza del alma es más noble que la del cuerpo.
- El universo refleja la grandeza de Dios.
A esto añadió que, como los individuos solo pueden subsistir formando parte de una sociedad, es preciso preferir los intereses del conjunto antes que los particulares.
Las Pasiones del Alma y la Virtud en Descartes
En su tratado sobre Las pasiones del alma, Descartes señaló que la razón debe evitar el mal uso de las pasiones, pero no eliminarlas o despreciarlas, pues en sí mismas son positivas. Consideró, asimismo, que la virtud principal es la generosidad, es decir, el hábito de usar bien la voluntad, que es lo único que verdaderamente cae bajo nuestro dominio.