Descartes: El Método de la Duda y la Búsqueda de la Verdad

Clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,62 KB

Descartes y la Revolución del Pensamiento

Descartes adopta una postura similar a la de Sócrates, con la intención de **desmantelar prejuicios** y cuestionar todo conocimiento adquirido. Se propone someter a la duda todo lo aprendido, en una actitud socrática que define la filosofía moderna. Esta actitud de examen crítico es fundamental y permanente. Descartes se pregunta: "¿Por qué asumo como verdad lo que estoy asumiendo?".

La Duda Metódica como Punto de Partida

Descartes somete a la duda todo su conocimiento previo, buscando una verdad indubitable. Esta actitud implica dejar de creer en la autoridad de los antiguos, una postura radicalmente moderna e individualista. La "meditación" es un término medieval que, junto con la "lectio" (lectura de la Biblia) y la "completatio", formaba un proceso de ascensión en el conocimiento. Descartes elimina la "lectio" pero conserva la "meditación", sopesando lo que conoce.

Desde el principio, duda de la opinión, influenciada por los sentidos, que pueden ser engañosos. Descartes establece una pauta **sistemática, metódica y radical** de dudar de todo. Utiliza la estrategia de considerar la posibilidad de estar loco o soñando, ya que en los sueños, todo parece real. La mínima probabilidad de duda es suficiente para descartar algo como fundamento de la verdad. Este tema del sueño o la ilusión es recurrente en el arte y la arquitectura barroca, reflejando la incertidumbre sobre la verdad.

Las Matemáticas y la Hipótesis del Genio Maligno

Descartados los sentidos, Descartes considera las matemáticas y la geometría como verdades indubitables. Sin embargo, introduce la idea de un Dios engañador, un ser maligno que se esfuerza por engañarlo, incluso en operaciones simples como 2+2=4. Ante esto, Descartes concluye que, aunque el resultado pueda ser engañoso, el acto de pensar es indudable. De aquí surge su lema: "Cogito ergo sum" (pienso, luego existo).

Cogito Ergo Sum: La Primera Verdad Indubitable

Descartes llega a la verdad de que existe en la medida en que piensa. El pensamiento es la primera verdad fundamental. "Soy una cosa que piensa". Esta verdad es una idea clara y distinta, indudable. Además, establece una regla: cualquier cosa que se presente con la misma evidencia será una nueva verdad. Aquí es cuando llega a las verdades matemáticas. Esta regla debe adoptarse siempre para discernir lo cierto.

La Existencia de Dios y el Criterio de Verdad

Descartes retoma la hipótesis del Dios engañador y se pregunta si Dios lo engaña con la regla de verdad. Debe demostrar que Dios no lo engaña. Analizando la idea de Dios, un ser todopoderoso, eterno e infinito, se pregunta cómo un ser finito como él pudo generar la idea de infinito. Concluye que un ser infinito la puso en él, y por lo tanto, Dios debe existir. Este es un concepto deísta: Dios existe para que el ser humano tenga un criterio de verdad. Dios es servicial a la necesidad humana de conocer. Un ser infinito no puede mentir, ya que el engaño es una carencia, y Dios es perfecto. Así, la regla de verdad es válida. Lo que es claro y distinto es verdad que existe.

El Dualismo Cartesiano y la Realidad Matematizada

Del mundo que lo rodea, solo puede afirmar lo que tiene traducción matemática. Formula su dualismo cartesiano: existen dos cosas, el yo que piensa y la cosa extensa (la realidad matematizada). Recupera de Galileo la distinción entre cualidades primarias y secundarias. Solo puede afirmar la extensión, lo cuantificable. Lo no cuantificable (colores, sabores) está sometido a la duda. Descartes reduce la realidad a una abstracción matemática, demostrando con argumentos filosóficos lo que la perspectiva del Renacimiento anticipó en el arte. Alberti decía que solo hay que representar lo esencial de las cosas, lo que la perspectiva muestra.

La Distinción entre Cuerpo y Alma

Existe un dualismo radical entre el sujeto que piensa y una realidad matematizada. El sujeto también tiene pasiones, pero esto forma parte de la subjetividad. Se recupera la distinción entre cuerpo y alma. El alma ahora es la subjetividad (emociones, recuerdos, sueños), parte de la res cogitans. Fuera de él, incluido su cuerpo, es un mecanismo, un autómata. Descartes compara a los animales con autómatas que siguen sus instintos. Cada uno tiene un cuerpo extenso, y dentro de él solo hay res extensa, cuantificación, no res cogitans.

Entradas relacionadas: