Descartes y su propuesta moral provisional

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Moral Provisional

Como figura principal del racionalismo, destacaremos a Descartes que es un filósofo del siglo XVII, racionalista. Su objetivo es crear una filosofía como ciencia estricta, rechazando el planteamiento escolástico (postura que considera que la metafísica se ha convertido en un conjunto de pensamientos contradictorios) y escéptico (doctrina que considera que no se puede llegar a un conocimiento absoluto). Para ello, elabora un método universal, de ahí el título de su obra, para que todas las ciencias puedan avanzar, con lo cual su preocupación no es ontológica, sino epistemológica. Para diseñar su método, se basa en las matemáticas, que tan buenos resultados han dado y en la lógica. Este planteamiento lo trata en su obra Discurso del método.

En la tercera parte del Discurso del método, justo antes de empezar a aplicar la duda metódica, Descartes se centra en su propuesta moral, la cual consiste en establecer unos mínimos morales que orientarán nuestras acciones en la vida cotidiana, mientras nos dedicamos a buscar los fundamentos del conocimiento cierto y seguro. Considera que son necesarias esas normas morales, porque la voluntad no puede dejar de tomar decisiones y juzgar y, por ello, necesita provisionalmente, CUATRO preceptos o normas morales. No hemos de olvidar que su intención es la sumisión de la voluntad y de las pasiones a la razón, es decir, la razón debe controlarlas, para que el hombre actúe moralmente.

Normas Morales

Estas normas son las siguientes:

  • La primera norma consistía en la obediencia a las leyes y a las costumbres vigentes. Dice, "obedecer las leyes y costumbres de mi país, manteniendo de forma constante la religión en la que Dios me había hecho la gracia de ser instruido desde mi infancia y, gobernándome en las restantes cosas, siguiendo las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso". Descartes considera que con la sumisión a las leyes del país y a la religión, se conseguirá la tranquilidad de espíritu (evitando problemas socio-políticos y religiosos), sin la cual no sería posible la búsqueda de la verdad. También destaca en esta primera norma, la importancia de ser moderados, de apartarnos de todo exceso (esta idea nos recuerda a la ética aristotélica que defendía la prudencia, la moderación, el justo medio, como mecanismos para llegar a ser virtuosos). Finalmente, nos aconseja que no hagamos promesas que han de cumplirse en un futuro, porque quizás no las podamos cumplir y eso implicaría, hipotecar nuestra libertad a tales compromisos.
  • La segunda norma consistiría en "la de ser tan firme y decidido en mis acciones como pusiera y no seguir en las opiniones más dudosas después de haber optado por ellas, con menor constancia que si ellas hubieran sido muy seguras". Dicho de otra manera, Descartes defiende firmeza y decisión en las acciones, aunque nuestras actuaciones se fundamenten en motivos no demasiado seguros. Así, Descartes supera la incertidumbre y las indecisiones (para explicarlo recurre a la analogía del bosque: cuando unos caminantes se pierden en un bosque, no deben andar sin rumbo ni detenerse en un lugar, sino que deben caminar en una dirección concreta, que previamente hayan considerado como la más probable, aunque, si llega el caso, comprobemos que no hemos acertado en el camino emprendido).
  • La tercera consiste en adaptar los deseos a las posibilidades. Dice, "era la de tratar siempre de vencerme a mí mismo y no depender de la Fortuna, de cambias antes mis deseos que el orden del mundo y, en general, acostumbrarme a creer que no hay ninguna cosa que esté completamente en mi poder como no sean nuestros pensamientos". Máxima de indudable influencia estoica, consistente en adaptar los deseos y aspiraciones a las posibilidades, se trata de controlar los deseos y pasiones, mediante el ejercicio de la razón, renunciando a ellos si su satisfacción no es posible, de esta manera, se evita el tormento y la frustración que conllevaría su no cumplimiento.
  • Finalmente, la cuarta consiste en la elección del tipo de vida. Nos dice, "dedicar toda mi vida a cultivar mi razón y avanzar tanto como pudiera en el conocimiento de la verdad, siguiendo el método que yo me había prescrito": Así pues, Descartes, después de sopesar las distintas tareas a las que se podía dedicar el resto de su vida, decide que, lo mejor, es continuar con la tarea ya iniciada: dedicarse al cultivo de la razón, con el fin de perseguir el objetivo final, alcanzar la verdad, tanto en el ámbito del conocimiento como en el de la acción; todo ello bajo la dirección del método que había utilizado. También hemos de destacar que Descartes defiende que conocer el bien es necesario para obrar bien. Esta idea nos recuerda al Intelectualismo moral socrático.

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