Descartes: Razón, Moral y la Demostración de la Existencia Divina
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La Filosofía de Descartes: Ética, Pasiones y la Existencia de Dios
El Problema Ético en Descartes
La doctrina moral de Descartes está muy influenciada por la división del ser humano en cuerpo y alma. Esta separación lleva con frecuencia a enfrentamientos y combates entre las pasiones y deseos propios del cuerpo, que afectan a nuestra alma. Las pasiones son inmediatas, involuntarias e irracionales. Descartes se plantea el problema moral desde un punto de vista típicamente estoico, abordando el tema del autodominio y el autocontrol.
La tarea del alma, respecto a las pasiones, consistirá en someterlas y ordenarlas conforme a lo que manda la razón. La razón nos muestra el criterio adecuado respecto a las pasiones, y de ella obtenemos la fuerza para, en caso necesario, oponernos a estas.
El Problema de Dios en la Filosofía Cartesiana
Descartes, al analizar las ideas presentes en el cogito (elemento que constituye la primera verdad evidente de su método), establece que existe un tipo de ideas que no proceden de la experiencia sensible: las ideas innatas. Entre ellas, se encuentra la idea de Dios, entendido como un ser perfecto.
A partir de esta idea innata, elabora el principal argumento de su teoría para demostrar la existencia de Dios:
En primer lugar, se pregunta de dónde puede proceder la idea innata de un ser perfecto. No puede provenir de la nada (pues de la nada no puede surgir algo) y tampoco de mí, puesto que lo imperfecto no puede crear lo perfecto. Solo cabe la posibilidad de que la idea de un ser perfecto provenga única y exclusivamente de un ser perfecto. Descartes afirma así que si Dios, al ser un ser perfecto, no puede engañar, entonces las ideas innatas que Él ha puesto en mí deben ser verdaderas. De esta forma, se cancela la hipótesis del genio maligno: la idea de que existe un Dios engañador que ha creado nuestra mente de tal forma que siempre nos lleva al error.
Además de este argumento, Descartes propuso otros dos que ya estaban presentes en la tradición filosófica:
- Una interpretación del argumento ontológico: La idea de Dios como ser infinito y perfecto existe en mi mente de manera clara y distinta. Esta idea debe corresponderse con un ser que existe de esa manera perfecta, puesto que esencia y existencia coinciden.
- Argumento de la causalidad: Yo no he podido causarme a mí mismo; si lo hubiera hecho, habría puesto en mí todas las perfecciones, y no lo he hecho. Tampoco he sido creado por mis padres, pues la causa de algo no puede ser menos perfecta que el efecto, y el efecto es un ser como yo que concibe lo perfecto como algo claro y distinto. Luego, solo puedo ser creado por un ser perfecto, del cual recibo mi existencia y que ha puesto en mí la idea de perfección.