Descubriendo el Inconsciente: Teoría Psicoanalítica de Freud

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Las Bases del Psicoanálisis

Sigmund Freud creía en la existencia del inconsciente, formado por pulsiones sexuales y agresivas. Pensaba que este se encontraba en un lugar de la psique separado de la conciencia, y que esta separación no podía ser casual, sino que se debía a una actividad de la mente a la que llamó represión. Por lo tanto, el sujeto se encuentra dividido entre su conciencia y una parte inconsciente.

El Método de Libre Asociación

Freud abandonó el método catártico, ya que tenía un efecto pasajero, y lo sustituyó por el método de libre asociación. En este método, Freud pedía a sus pacientes que narraran todos los pensamientos que aparecieran en su mente, por absurdos que parecieran. Así, descubrió dos elementos fundamentales de la cura psicoanalítica:

  • La resistencia del paciente a hablar de algunos asuntos.
  • La transferencia, o sentimiento de confianza en el analista, que hace posible la cura.

Las Tópicas Freudianas

La idea de un lugar psíquico recibe el nombre de tópica. Freud planteó dos divisiones a lo largo de su vida:

  • Primera tópica: Divide la psique en inconsciente, preconsciente y consciente.
  • Segunda tópica: Divide el psiquismo en ello, yo y superyó.

Proceso Primario y Secundario

No era lógico pensar que la energía psíquica se desplazase por el inconsciente del mismo modo que por la parte consciente, por lo que Freud postuló dos formas diferentes de funcionamiento del aparato psíquico:

  • Proceso primario: En el proceso primario, la energía tiende a volver al lugar de la energía original. Un ejemplo es chuparse el dedo; el bebé consigue una satisfacción alucinatoria del deseo. Esta alucinación sirve para reducir la tensión.
  • Proceso secundario: Se pasa a la satisfacción y entra en funcionamiento la dirección y el razonamiento. Así, el sujeto se somete al principio de realidad en lugar del principio del placer.

Ello, Yo y Superyó

La primera tópica era insuficiente, por lo que Freud introduce la segunda. El yo es un modelo positivo con el que nos identificamos, una guía de acción. Son las posiciones sexuales y agresivas inconscientes del ello y las exigencias morales y críticas del superyó. En el ello circula la energía psíquica sin ningún tipo de barrera. El superyó se forma mediante la interiorización de las prohibiciones.

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