Desentrañando la Verdad: Un Vistazo a la Obra de Rodolfo Walsh y la Memoria Argentina

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Estructura de la Obra

La obra se divide en las siguientes secciones:

  • Prólogo: Cuenta cómo el autor se entera de la existencia de los sobrevivientes y los primeros pasos de la investigación.
  • Primera parte: Los personajes: Presentación de los personajes que serán fusilados y su entorno.
  • Segunda parte: Los hechos: Narra cómo se llevaron a cada uno de los hombres del departamento, el traslado a la Unidad Regional de San Martín, el traslado al lugar de fusilamiento, las conversaciones entre los presos y sus sentimientos, el fusilamiento propiamente dicho y el modo en que se salvaron los que pudieron lograrlo.
  • Tercera parte: La evidencia: Reproducción del expediente formado por la denuncia de Livraga, las declaraciones de los implicados, víctimas y victimarios, y el fallo final.

La Evidencia y la Tesis de Walsh

En la tercera, y última, parte del libro, Walsh da cuenta de la evidencia con la que sostiene la tesis de «Masacre» y «Asesinato»: «(…) que se detuvo a un grupo de hombres antes de entrar en vigencia la Ley Marcial; que no se les instruyó proceso; no se averiguó quiénes eran; no se les dictó sentencia; y se los masacró en un descampado.» Todo un proceso judicial (Caso Livraga) que llega hasta la Corte Suprema prueba la hipocresía, la arbitrariedad y la injusticia que sufren los inocentes de la masacre. Y es la base fundamental con la que Walsh se adentra en lo jurídico desde lo literario, desmenuza cada una de las partes del injusto fallo y lo destroza con altura y contundencia.

Reflexión Personal sobre la Memoria Histórica Argentina

La Argentina y los argentinos no hemos aprendido mucho de nuestros errores. Este libro cuenta una historia verdadera sucedida en 1956; veinte años después, la represión de 1976 y hasta el '82 fue similar, y el pueblo continuó dando la espalda. Mucho más cerca, los hechos sucedidos en diciembre de 2001 frente a Plaza de Mayo fueron también una masacre, pues el pueblo, de forma pacífica, trató de hacer valer sus derechos y, ante una orden inhumana, murieron civiles tratando de defender la democracia, pero protestando contra un gobierno que no escuchaba sus reclamos ni actuaba como debía hacerlo.

Creo que este tipo de literatura debería ser obligatoria para que nuestra memoria esté siempre activa, pero no solamente para eso, sino también para saber que «no siempre los adultos tienen razón» y que debemos aprender a escuchar, a tolerar, a entender al otro. Cuando hayamos ejercido bien estas cosas, podremos tener un pueblo maduro y capacitado para resurgir. Mientras tanto, seguiremos en la eterna lucha de imponer nuestras ideas basándonos en la violencia.

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