Desmontando el Triangulo Semiotico: Criticas y Alternativas
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Putnam y el Desafio del Significado
PUTNAM, autor de “Razón, verdad e historia”, plantea un escenario intrigante: una hormiga traza surcos que, para nosotros, representan una caricatura de Churchill. La hormiga, sin intención representativa, es “canalizada” hacia una interpretación. Si Picasso realizara el mismo retrato, le atribuiríamos valor artístico. ¿Por qué? Esta reflexión nos lleva al triángulo semiótico, el primer intento del siglo XX por definir un signo de forma estructural y racional.
El Triángulo Semiotico: Tres Visiones
Tres autores, sin relación aparente, convergen en la definición del signo:
- Saussure (“Curso de lingüística general”, 1916): Un signo es la unión de un significante y un significado.
- HJhiew
- Ogen y Ricracia
Para ellos, un signo es un objeto con significado para alguien, que representa o sustituye algo. El significado se entiende como una respuesta primitiva, una evocación mental asociada a un objeto físico. Se asume que las máquinas, al carecer de esta capacidad de asociación, no pueden procesar signos.
Un signo se compone de tres elementos esenciales:
- Significante
- Plano de la expresión
- Portador del significado (el objeto físico, como los fonemas, al que se le asigna un significado)
Desafiando el Plano del Referente
¿Es necesario que el significado represente algo para tener una función? No. Las comas, preposiciones y conjunciones son signos sin un referente concreto. El referente, por tanto, no es indispensable para la existencia de un signo.
- Referente de “YO”: No se limita a una sola persona, sino a quien enuncia la palabra.
- Referente de “HOY”: Cambia con el tiempo.
- Expresiones como “ESTO” y “AQUÍ”: Su referente varía según el contexto. Son deícticos, palabras comodín con referentes variables.
- Nombres de objetos ficticios: Mickey, Hamlet...
- Nombres sin referente de individuos desaparecidos: Bismarck, Churchill...
- Expresiones contradictorias: “círculo cuadrado”, “número máximo”...
Estas expresiones desafían el triángulo semiótico, pues implican la existencia de signos sin referentes claros.
¿Es la Imagen el Significado?
¿Es la imagen mental el significado de una palabra? No, la imagen no es un requisito para la competencia lingüística.
- El uso del lenguaje no siempre implica la evocación de imágenes.
- Las imágenes asociadas a una palabra varían entre individuos, dificultando la comunicación.
- La teoría del doble código plantea la imposibilidad de acceder a la mente ajena para confirmar la identidad del significado.
- Las imágenes no contienen su propia interpretación o regla de proyección (Wittgenstein).
La imagen, por tanto, no es condición necesaria para el signo. Dominar una lengua implica comprender su cultura, vocabulario y normas prácticas.
Lenguajes Privados y el Triángulo Semiotico
¿Son posibles los lenguajes privados? ¿Puede una sola persona crear un lenguaje para sí misma, con significados basados en imágenes mentales únicas?
Si los lenguajes privados fueran posibles, el triángulo semiótico se derrumbaría, pues dependería de la subjetividad individual.
La teoría del triángulo semiótico resulta demasiado mentalista y limita la función del lenguaje a la descripción de referentes.
La Alternativa Conductista
El conductismo propone que un signo es un objeto físico que provoca reacciones análogas en todos. El significado se reduce a la conducta que genera.
Deficiencias del Conductismo:
- Elimina los intermediarios entre el signo y la respuesta.
- No explica casos donde la reacción no es la esperada.
- El lenguaje no es un simple sistema de estímulo-respuesta, sino un sistema de normas.
El experimento de la habitación china de John Searle critica la idea de que la manipulación correcta de símbolos implica comprensión.
Conclusión: Semiotica y Semantica
Tanto el triángulo semiótico como el conductismo presentan fallas. La discusión sobre el significado nos lleva al terreno de la semántica, que explora el significado en general y en códigos particulares.
Este análisis se centra en la semántica general, buscando comprender la naturaleza del significado más allá de las limitaciones del triángulo semiótico.