El Desmoronamiento de la Segunda República Española
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El Nuevo Gobierno y los Primeros Desafíos
Tras la expulsión del presidente de la República, Alcalá Zamora, quien fue sustituido por Azaña, se formó un gobierno de republicanos de izquierdas, presidido por Santiago Casares Quiroga.
Tras el orden público, el problema más serio al que se enfrentó el nuevo gobierno fue la crisis económica, marcada por el aumento de los precios. Los empresarios, por su parte, adoptaron una actitud hostil con cierres, abandonos de empresas y evasión de capitales fuera del país.
La debilidad del gobierno pronto se hizo patente, viéndose desbordado por los conflictos y la violencia política.
La Inestabilidad Política y el Papel de los Partidos
Los dos grandes partidos con mayor representación en las Cortes, PSOE y la CEDA, contribuyeron también, en estos meses, a la inestabilidad de la República.
En la izquierda, triunfaba la posición de los anarquistas y los sectores más radicales de la UGT, dirigidos por Largo Caballero.
Entre las derechas autoritarias, de las que Calvo Sotelo se había convertido en líder, se fortaleció el discurso de la subversión y de la insurrección.
Por su parte, la CEDA entró en crisis tras su derrota electoral, lo que favoreció que las Juventudes pasasen a engrosar las filas de la Falange.
La Conspiración Militar
La organización de la conspiración militar partió de algunos militares de extrema derecha y de la Unión Militar Española (que actuaba en la clandestinidad al ser ilegal).
Intentos del Gobierno por Frenar el Golpe
El gobierno republicano trató de descomponer la trama golpista realizando cambios y traslados en los altos mandos sospechosos de participar en la conspiración:
A Franco se le destituyó como jefe del Estado Mayor y se le alejó a las Islas Canarias.
A Goded se le destinó a Baleares.
A Mola se le trasladó a Navarra.
Estos cambios no sirvieron para frenar el golpe militar.
Planificación y Apoyos de la Sublevación
En marzo se reunió en Madrid un destacado grupo de generales, entre ellos Mola, que acordaron un alzamiento militar para restablecer el orden y que la jefatura suprema de la sublevación quedaría en manos del general Sanjurjo.
La sublevación contó con el apoyo de monárquicos, alfonsinos, carlistas y falangistas, así como de las milicias armadas de la Falange Española de las JONS y del Requeté carlista.
El general Mola, «El Director», fue el protagonista de la organización de la rebelión. Su plan consistía en una sublevación simultánea en las guarniciones de todo el país, acompañada de una violenta represión, y fijó la fecha para mediados de junio.
El Detonante y el Estallido
El asesinato de Calvo Sotelo, como venganza por el asesinato del teniente Castillo de la Guardia de Asalto, aceleró el proceso y sumó al golpe a los indecisos, entre ellos Franco.
El 17 de julio comenzó la sublevación en las guarniciones del territorio de Marruecos, y al día siguiente se sumaron otras guarniciones de la Península. El fracaso de la rebelión militar en la mayor parte de las grandes ciudades derivó en una trágica y sangrienta guerra civil que duró tres años.