El Último Día de Sócrates: Relato de Fedón

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Equécrates (EQ):

¿Estuviste tú mismo, Fedón, junto a Sócrates el día aquel en que bebió el veneno en la cárcel, o se lo has oído contar a otro?

Fedón (FE): Yo mismo, Equécrates.

EQ: ¿Qué es entonces lo que dijo el hombre antes de su muerte? ¿Y cómo murió? Me gustaría escuchártelo, pues ninguno de los ciudadanos de Fliunte, por ahora, va de viaje a Atenas, ni ha llegado de allí ningún extranjero, que nos pudiera dar noticias claras acerca de esos hechos, de no ser que él murió después de haber bebido el veneno, de lo demás no hubo quien nos contara nada.

FE: ¿No os informasteis sobre el juicio, de qué manera sucedió?

EQ: Sí, de eso nos anunció alguien, y nos sorprendíamos de que hubiera tenido lugar tan pronto. Parece que murió mucho después, ¿por qué eso, Fedón?

FE: Tuvo cierta suerte, Equécrates, pues el día anterior al juicio fue coronada la popa de la nave que los Atenienses enviaban a Delos.

EQ: ¿Y qué barco es ese?

FE: Ese es el barco, como dicen los Atenienses, en el que Teseo fue hace mucho tiempo hacia Creta, llevó a los famosos “2 sietes” y no solo los salvó y se salvó a sí mismo, así pues pidieron a Apolo, según se dice, que si se salvaban cada año llevarían una expedición religiosa a Delos como agradecimiento. Y la envían, en efecto, continuamente año tras año hasta ahora en honor al dios. De modo que en cuanto comienzan las ceremonias tienen por ley purificar la ciudad durante todo ese tiempo y no matar a nadie oficialmente, antes de que la nave arribe a Delos y de nuevo regrese de allí. Algunas veces, eso se demora mucho tiempo cuando encuentran vientos que la retienen. El comienzo de la expedición religiosa es cuando el sacerdote corona la popa de la nave. Eso ocurrió, casualmente como digo, la víspera de celebrar el juicio. Por eso justamente fue mucho el tiempo que estuvo Sócrates en la cárcel y el que hubo entre el juicio y su muerte.

EQ: ¿Qué de las circunstancias de su muerte, Fedón? ¿Qué era lo que se dijo y lo que se hizo y quiénes los que estuvieron a su lado de sus amigos íntimos? ¿O no permitieron los Arcontes que estuvieran presentes, sino que murió abandonado de sus amigos?

FE: De ningún modo, sino que tuvo a su lado muchos incluso.

EQ: Esfuérzate en contarnos todo eso lo más precisamente posible, si no tienes ninguna ocupación.

FE: No, en cambio estoy libre e intentaré exponéroslo, pues el recordar a Sócrates tanto hablando yo mismo de él o escuchándolo de otros es para mí lo más agradable de todo.

EQ: Pero, de hecho, Fedón, tienes a los que te escucharán como tales siendo otros, pero inténtalo de la forma más exacta que puedas contarlo todo.

FE: Y yo, tras llegar a su lado, experimenté un acontecimiento, pues tampoco me entraba compasión a mí por estar presente en la muerte de un amigo. El hombre, pues, me parecía feliz, Equécrates, tanto por su actitud como por sus palabras. Moría sin miedo y noblemente, por lo que pareció que aquel iba hacia el Hades y yendo sin un designio, sino que aún así acabaría llegando allí bien. Si alguien alguna vez también, por eso, pues, no me entraba, en absoluto, compasión como parecía ser natural en quien acude a un acontecimiento fúnebre, pero tampoco placer como cuando nosotros hablábamos de filosofía como teníamos por costumbre, porque, en efecto, los coloquios eran de ese género, sino que simplemente tenía en mí una cierta mezcla poco habitual de placer al mismo tiempo y de tristeza, a mí que me daba cuenta que aquel estaba a punto de morir. Y unas veces los presentes reían, otros estaban llorando, y de manera destacada uno de nosotros, Apolodoro, que ya conoces de alguna manera al hombre y su carácter.

EQ: Pues, ¿cómo no?

FE: Aquel estaba por completo en tal estado de ánimo y yo mismo estaba perturbado como los demás.

EQ: ¿Quiénes eran, Fedón, los allí presentes?

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