Diagnóstico y Manejo de Alteraciones Fisiológicas en Plantas: Carencias Nutricionales y Factores del Suelo

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Diagnóstico y Control de Enfermedades No Parasitarias en Plantas

Para un diagnóstico preciso y el control efectivo de las enfermedades de origen no parasitario en plantas, es fundamental seguir un proceso riguroso. Primero, es necesario obtener pruebas concluyentes de que las plantas afectadas se encuentran libres de patógenos que pudieran ocasionar síntomas similares. Posteriormente, se deben reproducir dichos síntomas en plantas sanas, sometiéndolas a condiciones semejantes a las que se sospecha que los producen. Además, es crucial investigar si las plantas recuperan su estado de salud cuando se restablecen las condiciones de normalidad.

El control de las enfermedades de origen no parasitario se logra principalmente evitando las condiciones ambientales y de cultivo que presenten valores extremos respecto a las condiciones óptimas para el desarrollo de la planta.

Alteraciones Fisiológicas Debidas al Suelo

El suelo juega un papel crucial en la salud de las plantas. Diversas características y condiciones del suelo pueden provocar alteraciones fisiológicas:

  • Estructura física del suelo: Una estructura adecuada es vital. La porosidad debe ser satisfactoria y el suelo debe contener los nutrientes esenciales. La estructura granular es la más adecuada para la mayoría de los cultivos.
  • Exceso de humedad: Frecuentemente, el exceso de humedad se confunde con carencias de algún nutriente, ya que ambos pueden manifestar síntomas similares en la planta.
  • Sequía: Los sistemas radiculares superficiales sufren más intensamente los efectos de la sequía en comparación con los sistemas pivotantes, que pueden acceder a reservas de agua más profundas.

Alteraciones en la Nutrición: Macro y Micronutrientes Esenciales

Las deficiencias o excesos de nutrientes son una causa común de problemas en las plantas. A continuación, se detallan los síntomas de algunas carencias nutricionales importantes:

  • Nitrógeno (N): Esencial para el crecimiento. Su deficiencia se manifiesta con un menor crecimiento general y un amarilleamiento (clorosis) de las hojas, especialmente las más viejas.
  • Fósforo (P): Fundamental para la energía y el desarrollo. La carencia de fósforo puede provocar tintes azul verdoso o púrpura en las hojas, así como necrosis parduscas en los bordes.
  • Potasio (K): Importante para la regulación hídrica y la resistencia. Las hojas más viejas muestran un empardecimiento de sus puntas y manchas de color café cerca de los bordes.
  • Magnesio (Mg): Componente central de la clorofila. Las hojas, primero las senescentes y después las jóvenes, se enrojecen, y las puntas y bordes se doblan hacia arriba.
  • Calcio (Ca): Crucial para la estructura celular. Las hojas jóvenes se doblan hacia atrás, y puede haber deformaciones en los puntos de crecimiento.
  • Boro (B): Implicado en el transporte de azúcares y la división celular. Su deficiencia causa deformación del tallo y las hojas, y puede predisponer a la planta a diversas enfermedades.
  • Hierro (Fe): Necesario para la síntesis de clorofila. Las hojas jóvenes sufren clorosis severa, pero sus nervaduras principales siempre se mantienen verdes, creando un patrón reticulado característico.

Causas de las Carencias Nutricionales en Plantas

Las carencias de nutrientes no siempre se deben a una ausencia total del elemento en el suelo. Pueden originarse por diversas razones:

  1. Carencia Absoluta: El suelo contiene una cantidad insuficiente del elemento en cuestión.
  2. Mala Asimilación: El suelo posee una cantidad suficiente del elemento, pero este se encuentra en una forma química difícilmente asimilable por la planta.
  3. Carencia Relativa: Otros elementos están presentes en cantidades tan elevadas que provocan una deficiencia relativa del elemento en cuestión, debido a un desequilibrio nutricional.
  4. Antagonismo: La presencia de un elemento en la planta en una cantidad excesiva interfiere con la absorción o la función de otro elemento.
  5. Factores Físicos del Suelo: Ciertas características físicas del suelo, como la sequía, el encharcamiento, o un pH inadecuado, pueden disminuir la cantidad asimilable de un elemento determinado, incluso si está presente en el suelo.

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