De la Dictadura de Primo de Rivera a la Guerra Civil Española: 1923-1939

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La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

En 1923, el general Primo de Rivera impuso un directorio militar que suspendió las garantías constitucionales, prohibió los partidos políticos y reprimió el movimiento obrero. Primo de Rivera puso fin a la guerra de Marruecos, fomentó el desarrollo económico, las infraestructuras públicas y los monopolios estatales, hasta que la crisis de 1929 hizo crecer la oposición al régimen, provocando la dimisión del dictador en 1930. La victoria republicana en las principales ciudades provocó el entusiasmo popular en la calle pidiendo la República, y el rey decidió abandonar el país.

La Segunda República y la Constitución de 1931

La Segunda República española se proclamó el 14 de abril de 1931. Las elecciones dieron la victoria a una coalición de republicanos y socialistas, que redactaron la Constitución de 1931. Esta establecía una república democrática, progresista, laica y descentralizada, con derecho a la autonomía de las regiones, sufragio universal y libertades políticas.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Durante el Bienio Reformista (1931-1933), el gobierno llevó a cabo un amplio programa de reformas:

  • La reforma militar pretendía modernizar el ejército.
  • La reforma educativa quería acabar con el índice de analfabetismo.
  • La reforma agraria.
  • La reforma social quería mejorar las condiciones de trabajadores y campesinos.

El Bienio Conservador (1933-1936)

En el Bienio Conservador, presidió el gobierno de derechas la CEDA. La reversión de las reformas provocó la Revolución de Octubre de 1934. En Cataluña se declaró el estado catalán y en Asturias hubo una auténtica revolución social, rápida y violentamente reprimida.

El Frente Popular (1936)

El Frente Popular, coalición de todas las fuerzas de izquierda, ganó las elecciones de febrero de 1936, liberó a los presos de 1934 y reanudó las reformas. La inestabilidad social y la violencia callejera entre grupos de izquierda obrera y nuevas fuerzas de carácter fascista aceleraron los preparativos de un golpe de Estado dirigido por el general Mola el 17 de julio, que desembocó en la Guerra Civil.

La Guerra Civil Española (1936-1939)

El 17 de julio de 1936 el ejército de África se sublevó y, al día siguiente, el golpe militar contra la República se extendió por todo el país. España quedó dividida en una zona fiel al gobierno legal de la República y otra controlada por los golpistas, que se llamaron a sí mismos "nacionales".

El Desarrollo de la Guerra

En una primera fase, los sublevados intentaron tomar Madrid, pero la capital resistió. Los sublevados iniciaron la campaña del norte para controlar la industria vizcaína. Los republicanos no consiguieron impedir su avance y Bilbao había caído en junio. Los rebeldes se centraron después en el camino hacia el Mediterráneo. La República lanzó una ofensiva en la Batalla del Ebro, pero tras cuatro meses de bajas y desgaste no pudo evitar que el ejército de Franco partiera en dos el territorio bajo control republicano. La ofensiva final se dirigió sobre Barcelona. Un golpe de Estado encabezado en Madrid facilitó la victoria de Franco, proclamada el 1 de abril.

Los Contendientes

La República fue apoyada por militares leales, las clases trabajadoras y partes de las clases medias. Solo la URSS le facilitó ayuda militar. También tuvo el apoyo de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, importantes en la resistencia de Madrid. El principal problema que afrontó fue la división entre facciones. Mientras socialistas y comunistas anteponían la victoria militar, los anarquistas querían hacer la revolución a la vez que la guerra. El bando rebelde fue apoyado por la alta burguesía, terratenientes, la Iglesia católica y los sectores conservadores de las clases medias. La Alemania nazi y la Italia fascista lo ayudaron con tropas y armas que le dieron superioridad militar. Franco concentró todos los poderes y fuerzas políticas que le apoyaban en un solo partido llamado Falange Española.

Consecuencias

Fueron devastadoras: medio millón de víctimas, medio millón de exiliados y grandes destrucciones propias de una larga guerra. La represión en las retaguardias fue muy dura: en la zona republicana se dirigió contra clérigos, patronos y políticos de la derecha, y en la rebelde contra sindicalistas, republicanos y militantes de izquierda de forma masiva, dejando una retaguardia "limpia" de enemigos. Franco sustituyó la democracia republicana por una dictadura inspirada en los regímenes totalitarios alemán e italiano.

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