Diego Velázquez: Un Viaje por su Genio Pictórico y Evolución Artística

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Este documento explora la trayectoria artística de Diego Velázquez, uno de los pintores más influyentes del Siglo de Oro español, a través de sus distintas etapas creativas y obras más emblemáticas.

Etapa de Formación y Primeros Años (Sevilla)

En su ciudad natal, Sevilla, Diego Velázquez se formó inicialmente en el taller de Francisco Herrera el Viejo y, posteriormente, en el de Francisco Pacheco. Fue en este último donde comenzaría su auténtica formación artística. Con Pacheco, Velázquez pintó bodegones y obras de género, desarrollando un estilo continuador del naturalismo tenebrista. Sus características de esta época incluyen una factura lisa, colores terrosos, un dibujo preciso y un modelado compacto. Cabe destacar que, en aquella época, los cuadros religiosos constituían la principal fuente de ingresos para los pintores.

Primera Etapa en Madrid: Contacto con la Corte

En 1623, el pintor tuvo su primer contacto con la Corte de Madrid. Ese mismo año, pintó el cuadro Retrato de Góngora, una obra que impresionó profundamente y que, al año siguiente, le valió ser llamado a la Corte y nombrado Pintor de Cámara del rey Felipe IV.

Durante este periodo, Velázquez conoció a Rubens, quien visitó Madrid y cuya influencia se hizo patente en la obra del maestro sevillano. En estos años, Velázquez pintó El Triunfo de Baco (también conocido como Los Borrachos).

Posteriormente, realizó un primer viaje por Italia con el objetivo de conocer el arte de ese país. En su recorrido, pudo admirar desde los retratos de la etapa genovesa de Van Dyck y las obras de los venecianos, hasta el clasicismo boloñés y el arte de Guercino.

Segunda Etapa: Madurez y Fecundidad Artística

Esta etapa se considera la más fructífera y fecunda de la carrera de Velázquez. Es en este periodo cuando pinta La Rendición de Breda (también conocida como Las Lanzas), una obra maestra con la que introduce el tema histórico contemporáneo en su pintura. Este cuadro se organiza en un espacio circular que gira en torno a los protagonistas, y en él se aprecia una perfecta captación de los efectos atmosféricos, así como un gran protagonismo de la luz y el color.

También en esta etapa, Velázquez realizó numerosos retratos de reyes y nobles, consolidando su reputación como retratista de la realeza.

Velázquez realizó un segundo viaje a Italia, pero en esta ocasión, su propósito no era formarse como artista, sino actuar como enviado del rey para adquirir obras de arte destinadas a la colección de la Corona.

En esta etapa, su obra muestra innovaciones significativas:

  • La actitud del retratado, desprovista de pompa, que revoluciona la iconografía del siglo XVII.
  • Un tratamiento cromático avanzado.
  • Una trama pictórica llena de vibraciones que reflejan una contenida luminosidad.

Tercera Etapa: Regreso a España y Obras Maestras Finales

En su tercera etapa, el pintor regresó a España, reclamado por el rey para continuar pintando los retratos de la familia real. Entre sus obras de este periodo, destaca Las Meninas (también conocida como La familia de Felipe IV).

En Las Meninas, sobresale la magistral utilización de la luz, que define o diluye las formas, creando la ilusión óptica de un espacio verosímil. Este efecto se logra igualmente mediante la fluida pincelada y las sutiles matizaciones de un espléndido colorido. Velázquez utiliza el claroscuro, pero alejado del tenebrismo, captando los efectos distorsionados y el aire interpuesto entre los objetos, lo que se conoce como “perspectiva aérea”.

Obras Clave de Diego Velázquez

  • El Triunfo de Baco (Los Borrachos)
  • La Fragua de Vulcano
  • La Túnica de José
  • La Rendición de Breda (Las Lanzas)
  • El Niño de Vallecas
  • Calabacillas
  • Retrato del Papa Inocencio X
  • Las Meninas (La familia de Felipe IV)

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