Digestión y Metabolismo de Carbohidratos: De Alimento a Energía Celular
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Metabolismo y Digestión de los Carbohidratos
Proceso Digestivo de los Carbohidratos
En la Boca
Con la masticación (proceso físico), los alimentos son triturados, rompiendo su estructura macro y microscópica. Esto facilita la acción de la ptialina (una amilasa salival), que inicia la ruptura de los polisacáridos, convirtiéndolos en disacáridos (proceso químico).
En el Estómago
En el estómago actuará el ácido clorhídrico del jugo gástrico, aunque su papel en la digestión directa de carbohidratos es limitado; principalmente detiene la acción de la ptialina.
En el Intestino Delgado
Aquí actuarán los jugos pancreáticos y los intestinales. Entre las enzimas pancreáticas, cabe destacar la amilasa pancreática, que desdoblará el almidón y el glucógeno restantes formando disacáridos. Las enzimas intestinales presentes en el borde en cepillo de los enterocitos completan la digestión:
- Invertasa (o sacarasa): Descompone la sacarosa en glucosa y fructosa.
- Maltasa: Descompone la maltosa en dos moléculas de glucosa.
- Lactasa: Descompone la lactosa en glucosa y galactosa.
Como resultado, los carbohidratos complejos y disacáridos son transformados, en gran medida, en monosacáridos: glucosa, fructosa y galactosa.
Absorción y Transporte
Estas moléculas de monosacáridos pueden atravesar la pared intestinal. Algunas lo hacen por difusión facilitada y otras mediante transporte activo secundario (a menudo acoplado al sodio). Una vez absorbidos, pasan a la sangre (principalmente como glucosa) y son transportados a través de la vena porta hacia el hígado.
Nota: Desde el punto de vista del proceso de enseñanza, es útil analizar dibujos y apreciar las diferencias anatómicas relevantes en el sistema digestivo.
El Papel Central del Hígado
El hígado es vital para el correcto metabolismo de los carbohidratos. Regula la glucosa que le llega por la vena porta:
- La almacena en forma de glucógeno (glucogénesis) cuando la cantidad de glucosa en sangre (glucemia) es alta.
- La libera nuevamente a la sangre (glucogenólisis) si la glucemia es baja.
La glucemia normal debe mantenerse entre 70 y 100 mg/dL de sangre. De esta manera, se garantiza que la glucosa que llega a las células para la respiración celular sea la adecuada en cada momento.
Además, el hígado tiene la capacidad de formar glucosa a partir de otras fuentes (gluconeogénesis), no sólo de los carbohidratos, sino también de aminoácidos (provenientes de proteínas) y glicerol (proveniente de grasas). Esto permite mantener la glucemia en los niveles adecuados, aun cuando el aporte de carbohidratos en la dieta sea bajo.
Utilización y Almacenamiento de la Glucosa
El destino principal de la glucosa que llega a las células es ser utilizada para producir energía (ATP) mediante la respiración celular. Esta energía se acumula en forma de energía química para poderla utilizar cuando sea necesaria. Por cada gramo de carbohidrato que se "quema" metabólicamente, se producen aproximadamente 4 kcal (kilocalorías), también denominadas Calorías (nutricionales, con mayúscula). Una caloría (termoquímica, con minúscula) es la milésima parte de una kcal o Caloría.
La glucosa que no se utiliza inmediatamente para obtener energía puede ser almacenada:
- Como glucógeno: Una parte se almacena en el hígado (reserva para mantener la glucemia) y una cantidad menor en los músculos (reserva energética para el propio músculo). Estas reservas de glucógeno muscular disminuyen tras periodos de ayuno cortos o ejercicio intenso.
- Como grasa: Casi toda la glucosa (aproximadamente el 90%) que excede las necesidades energéticas y la capacidad de almacenamiento de glucógeno se convierte en grasa y se almacena en las células del tejido adiposo.
En lenguaje coloquial, se diría que el exceso de carbohidratos se acumula en forma de grasa, contribuyendo al aumento de peso.