La Dignidad Humana: Kant y Aquino sobre la Persona como Fin en Sí Misma

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La Concepción Kantiana de la Persona

Según Immanuel Kant, la consideración de la persona como fin en sí misma es un deber que el ser humano encuentra en su propia razón. Este principio fundamental sustrae a la persona de cualquier forma de consideración meramente instrumental. Surge un problema ético cuando los sistemas sociales adoptan una visión objetualista, tratando a las personas como medios para otros fines.

Kant, por tanto, intenta proteger a la persona de toda clase de instrumentalización. Todo su argumento ético reposa sobre el valor intrínseco que cada persona posee como fin en sí misma. Se niega rotundamente a considerar a la persona como un simple medio, declarando enfáticamente su condición de fin.

Autonomía y Dignidad Moral en Kant

Kant define la autonomía como "la capacidad de determinarse a actuar de modo conforme a la representación de ciertas leyes que el ser humano encuentra en sí mismo". Es decir, la capacidad de autolegislarse moralmente a través de la razón.

A diferencia de otras perspectivas, Kant otorga una completa primacía al orden de la praxis moral. Por eso mismo, se afirma que el concepto kantiano de dignidad es radicalmente moral.

Comparación con Tomás de Aquino

La idea kantiana guarda relación con afirmaciones de Tomás de Aquino. Ambos pensadores otorgan al ser humano la cualidad de ser fin en sí mismo. Sin embargo, existe una diferencia clave:

  • En el planteamiento de Tomás de Aquino, esta cualidad se entiende en un sentido primordialmente metafísico.
  • En Kant, como se mencionó, la primacía recae en la praxis moral.

No obstante, tanto Aquino como Kant consideran que la autonomía racional es resultado del libre albedrío y la voluntad racional.

Dignidad Ontológica y Dignidad Moral

Se distingue entre dos tipos de dignidad, relacionando el sentido clásico con la concepción kantiana.

H3: Dignidad Ontológica

La dignidad ontológica posee un carácter fundamental para el obrar. El ser humano es digno en este sentido porque en su propio ser encontramos un carácter de no disponible, de algo que no puede ser utilizado o descartado.

Hannah Arendt señala que nuestra condición de seres terrestres implica una pertenencia al mundo tal que nadie puede decidir arbitrariamente que no tenemos derecho a habitar en esta tierra. Para comprender esto, es necesario apelar a un rasgo existencial humano: la pluralidad.

En esencia, la dignidad ontológica implica rechazar cualquier juicio que considere nuestra existencia como disponible o manipulable.

H3: Dignidad Moral

Por otro lado, la dignidad moral depende del propio comportamiento libre de la persona. Se adquiere o se pierde en función de las acciones morales realizadas.

La Unicidad del Ser Humano

Si bien todos los individuos de una especie contribuyen al fin de la propia especie, en el caso humano, la individualización no da lugar a meros especímenes intercambiables. La individualización humana se realiza de modo personal.

Cada uno de los seres humanos es único e irrepetible, un aspecto fundamental ligado a su dignidad inherente.

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