La Dignidad Humana y los Valores Morales
Clasificado en Filosofía y ética
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La Dignidad Humana
La persona, por el simple hecho de serlo, merece un respeto y consideración. Este valor que se le otorga a cada sujeto por el hecho de serlo se denomina dignidad.
La dignidad humana significa que las personas son sujetos, es decir, son alguien y no algo. Por su dignidad, nunca pueden ser tratadas como un instrumento o unos medios al servicio de otros seres humanos, ni pueden ser tratadas con un precio, como las cosas. Podríamos decir que el valor de las cosas se podría cifrar en su precio, el valor del ser humano en su dignidad. El ser humano ha de comportarse de acuerdo con ese reconocimiento de respeto que le otorga el hecho de ser un sujeto moral con respecto a sí mismo y a los demás.
El hecho de que sólo el hombre como sujeto moral sea plenamente libre y responsable de sus actos es lo que ha llevado a afirmar que sólo la persona es sujeto de derechos, es decir, merece ese reconocimiento llamado dignidad. Así pues, la dignidad constituye el hecho de reconocer al sujeto moral como único e irrepetible y dotado de un valor absoluto, que le hace merecedor de respeto, y nos lleva a decir que podemos intuitivamente hacernos una idea de lo que sea la moral aludiendo al trato que debemos otorgar a los demás, que ha de ser idéntico al que a uno le gustaría que le dispensaran.
De ahí, y derivado de esa dignidad, fundamental para poder hablar de la persona humana, que podamos decir que la regla de oro de la Ética podría ser: Compórtate con los demás de la misma forma que te gustaría que los demás se comportaran contigo. Algunos piensan que nuestra libertad termina donde comienza la libertad de los demás. Vivimos en una sociedad y, por tanto, es necesario respetar una serie de normas y obligaciones. Se utiliza la cuestión de establecer unos criterios y límites de no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Para ello se han de establecer unas normas que supongan unas reglas y pautas de comportamiento que permitan regular la convivencia.
Esto se lleva a cabo mediante una estimación o apreciación que la persona da acerca de las acciones propias o de otras personas que el sujeto enjuicia moralmente llamados valores, de los cuales, el más básico y fundamental, como hemos visto, es la dignidad.
La dignidad supone un respeto y una consideración hacia los demás, y hacia uno mismo, que es lo que nos hace realmente personas. Contamos con nuestra libertad que hemos de ejercer responsablemente, asumiendo las consecuencias que se deriven de nuestros actos en lo que se refiere a nosotros mismos y a nuestro entorno.
3.2.1 Teorías sobre los Valores
Ante los valores se han tratado de elaborar una serie de teorías que puedan explicarlos:
a) El subjetivismo moral
Defiende que cada persona es libre de dotarse y de adquirir unos valores morales determinados como guías de su conducta, por lo que podrían existir tantos valores como personas.
Según esta teoría, los valores serán estimados en función de los gustos y preferencias de la persona y, de esta manera, el sujeto sería considerado como creador de esos valores. Soy yo, únicamente, el que estimo lo que es bueno, justo… Se trata de mis valores.
b) El objetivismo o universalismo moral
Defiende que para facilitar la convivencia compartimos unas normas y valores morales básicos que cualquier persona puede reconocer y desear como válidos para uno mismo y para los demás. A estos valores morales mínimos los llamamos valores cívicos.
Estos valores son estimados por sí mismos, independientemente de que a mí me gusten o los aprecie, es decir, según esta teoría el hombre es descubridor de valores y no creador de los mismos: Estos valores han de ser universales, aplicables para todos por igual. Un ejemplo de esto lo tenemos en los Derechos Humanos.
c) El relativismo moral
Defiende que los valores van a depender de las circunstancias históricas, sociales o culturales. Así pues, en este caso no se trata de mis valores, como en el caso del subjetivismo moral, ni de los valores, como ocurre en el caso del objetivismo moral, sino de nuestros valores.