Dignidad Ontológica y Ética: Temas 23 y 24
Clasificado en Filosofía y ética
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; Dignidad ontológica:
Se refiere al ser y se fundamenta en el ser. Es afirmar que una persona goza de una dignidad y es merecedora de un respeto y de una consideración por el mero hecho de ser persona. La dignidad de la persona humana, desde este punto de vista, radica en su ser y no en su obrar, aunque actúe de forma indigna. Es digno por el mero hecho de ser persona. Esto significa que no se puede atentar contra ella, ni tratarla de una forma inferior a su categoría ontológica. La dignidad ontológica es irrenunciable y constitutiva. Pertenece a toda persona y se halla ligada a su naturaleza racional y libre. La persona es digna de un amor y un respeto fundamental, con independencia de sus condiciones singulares y de su particular actuación. Esta dignidad tiene un carácter absoluto.
Dignidad ética:
Existe una dignidad arraigada al ser y una dignidad arraigada al obrar. La dignidad del obrar es la dignidad ética y se refiere a la naturaleza de nuestros actos. Hay actos que dignifican al ser humano y otros que lo convierten en un ser indigno. Desde esta perspectiva, es lícito hablar de una dignidad moral; una nobleza ulterior, derivada del propio carácter libre del hombre, de su índole de realidad incompleta, pero dotada de la capacidad de conducirse a sí misma, a su perfección definitiva. Cuando se habla de esta dignidad nos referimos a la acción que desarrollan los sujetos. No hay que confundirla con la dignidad ontológica. La ética se relaciona con el obrar y la ontológica con el ser. Hay seres, que por su forma de obrar se hacen dignos de una dignidad moral y otros que se hacen indignos de una dignidad moral. Sin embargo, ambos son dignos de una dignidad ontológica por el mero hecho de ser persona.
; El orden
El ser humano necesita orden para vivir y para poder desarrollarse, pues en el caos se siente inseguro y vulnerable. El orden no solo se refiere a la dimensión social, sino a todos y cada uno de los mundos de la persona. El ser humano desea ordenar su misma realidad, pero desea también ordenar el mundo afectivo y tener un equilibrio y una armonía en el orden interpersonal. La finalidad del ser humano en el mundo es hallar una lógica y un sentido al conjunto de lo real. La salud se relaciona directamente con la percepción del orden. La enfermedad es la caotización de la estructura pluridimensional y plurirelacional del ser humano que altera el orden global del ser humano. Cuando el ser humano sufre una desestructuración global de su ser, siente con imperiosa urgencia la necesidad de orden. En circunstancias de sufrimiento esta necesidad todavía es más notoria. El acto de cuidar debe integrar esta necesidad y reconstruir el orden que la enfermedad ha desvanecido en el individuo. Cuidar a una persona es ordenar su mundo o ayudar al enfermo a ordenar su nueva realidad para que se reencuentre de nuevo y sepa a qué atenerse. Cada cual tiene su orden.
La verdad
La verdad se relaciona directamente con la realidad y con la fidelidad a lo real. Una expresión es verdadera cuando es fiel a la realidad. El engaño es la distorsión de lo real y puede ser intencionado o no. Uno puede engañar a sus semejantes, pero también puede engañarse a sí mismo y construir una imagen deformada porque es incapaz de aceptar el peso de la realidad tal cual es. Una expresión es verdadera cuando expresa el hecho tal cual ocurrió. En toda descripción de la realidad hay un elemento subjetivo porque el ser humano observa la realidad desde su prisma. La voluntad de verdad es intrínseca al ser humano y el deseo de saber lo que son las cosas realmente es fundamental, pues la persona no puede vivir en el engaño permanentemente. En el ejercicio de cuidar, la comunicación de la verdad debe desarrollarse en función del destinatario, ya que no todo ser humano está capacitado para soportar la verdad. En estos casos, para satisfacer la necesidad de verdad es necesario preparar el terreno idóneo para comunicar esa verdad.