Dinámica de las Aguas Continentales: Ríos, Lagos, Humedales y Acuíferos

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Dinámica de las Aguas Continentales

Las aguas continentales se encuentran repartidas entre el casquete antártico, los glaciares de montaña, los ríos, los lagos y las aguas subterráneas. El principal motor de la dinámica del agua en los continentes es la fuerza de la gravedad, que provoca el desplazamiento a través de la pendiente, hasta llegar finalmente a desembocar en los océanos.

Un río

Un río es una corriente permanente y natural de agua superficial que recibe aportes de aguas de escorrentía y cursos de agua temporales como arroyos y torrentes. El nacimiento de un río se produce por la afluencia espontánea de aguas subterráneas o por la fusión de nieve en la montaña. La cantidad de agua que fluye por el río es el caudal y presenta variaciones a lo largo del año. La calidad de los suelos, la presencia de vegetación y la constancia de las precipitaciones influyen positivamente en el nacimiento del caudal de un río. La presencia de presas o embalses ejercen el efecto contrario.

Un lago

Un lago es la acumulación de agua, generalmente dulce, que se produce por depresiones en el terreno. El lago recibe el aporte del agua de ríos que desembocan en él, así como de las aguas de escorrentía. Por otra parte, sufren pérdidas por evaporación e infiltración. El principal problema medioambiental de los lagos es la eutrofización, que consiste en un aumento excesivo de los organismos fotosintéticos, que ocuparán toda la superficie del agua impidiendo que la luz penetre en profundidad. Esto provoca que en el fondo disminuya el oxígeno debido a la falta de organismos fotosintetizadores y aumenten los procesos descomponedores de organismos anaerobios.

Los humedales

Los humedales son zonas donde se acumula agua, procedente tanto de aguas superficiales como subterráneas. En la actualidad se protegen como reserva de la biodiversidad por su valor para la supervivencia de especies en peligro de extinción y como reposadero de aves.

Las aguas subterráneas

Las aguas subterráneas son producto de la infiltración en terrenos de gran porosidad y permeabilidad, y representan un gran porcentaje de las aguas dulces continentales. Como consecuencia de la gravedad, el agua infiltrada se va desplazando hasta que encuentra una zona impermeable (arcilla). Llamamos acuífero a la zona subterránea donde se acumula agua; hay dos tipos:

Acuíferos libres

Son aquellos en los que observamos las siguientes capas:

  • Zona de aireación: Llena de aire, no existe agua.
  • Zona de saturación: Acumula el agua, debido a que bajo ella hay una capa impermeable.
  • Nivel freático: Límite superior de esta capa, varía en función de aportes y pérdidas.
  • Capa impermeable

Acuíferos confinados

Son aquellos en los que observamos las siguientes capas:

  • Capa de aireación
  • Capa impermeable
  • Zona de saturación
  • Capa impermeable

Si los acuíferos están situados cerca de la costa, además del problema de la sobreexplotación, extrayendo más agua de la que se recarga, pueden salinizarse mediante la intrusión salina.

Intrusión salina

Consiste en que el agua salada del mar se va desplazando hacia el continente y va rellenando los poros anteriormente ocupados por agua dulce.

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