La Dinámica Natural de la Población Española
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La Dinámica Natural como Principal Responsable del Crecimiento Demográfico en España
La dinámica natural es uno de los factores demográficos que, junto con los movimientos migratorios, explican el volumen actual de la población española y su distribución espacial. El crecimiento natural o vegetativo de la población de un lugar es el resultado de la diferencia entre natalidad y mortalidad.
Transición Demográfica en España: Evolución de las Variables de Dinámica Natural y Factores Explicativos
En todos los países desarrollados se ha producido una transición demográfica desde una primera fase de natalidad y mortalidad elevadas hasta una fase final en que ambas son bajas. Este modelo demográfico también se puede aplicar a España, aunque con algunas peculiaridades:
- Hasta comienzos del siglo XX (régimen demográfico antiguo), las tasas de natalidad (>35‰) y de mortalidad (>30‰) eran muy elevadas, por lo que el crecimiento vegetativo era muy reducido (entre 0,3% y 0,5% anual). Este crecimiento quedaba absorbido por la presencia periódica de situaciones de mortalidad catastrófica, como la epidemia de cólera de 1885.
- A comienzos del siglo XX se inicia en España el régimen de transición demográfica, caracterizado por una aceleración en el crecimiento de la población. La disminución de la mortalidad –por las mejoras higiénicas, sanitarias y alimenticias–, pese a mortalidades catastróficas como la epidemia de gripe (1918), y el mantenimiento inicial de elevadas tasas de natalidad traen como resultado un incremento en el ritmo de crecimiento de la población que alcanza el 1% anual en los años 20.
- La segunda mitad de los años setenta marca el final de la transición demográfica y el inicio de un régimen demográfico moderno, caracterizado por unas reducidas tasas de natalidad y de mortalidad y un escaso crecimiento vegetativo. Desde mediados de esa década, cuando la crisis económica empezó a mostrar sus efectos y se producen cambios en la mentalidad social, las tasas de natalidad comenzarán a descender a un ritmo muy rápido, situando el crecimiento anual de la población en las cifras más bajas de todo el siglo (0,1% en 1998), próximas al "crecimiento 0".
Desde hace una década el efecto natalista de la inmigración, y una ligera reactivación de la natalidad en la mujer española, han hecho cambiar en sentido positivo (0,3%) la anterior tendencia hacia el crecimiento natural negativo en el conjunto de España, provocando un ligero repunte de la tasa de natalidad y un descenso de la tasa de mortalidad (por el rejuvenecimiento de la población española).
La transición demográfica española se ha producido con un cierto retraso respecto al mundo desarrollado, y con unas características peculiares (el máximo crecimiento vegetativo se produce al final de la transición y no en sus inicios –donde las tasas de natalidad y de mortalidad descienden casi simultáneamente–)