Dinámica de Poblaciones: 5 Principios Ecológicos Fundamentales
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La dinámica de poblaciones se rige por una serie de principios ecológicos que influyen en el crecimiento, la supervivencia y la interacción de las especies en un ecosistema. A continuación, se describen cinco principios fundamentales:
Primer Principio: El Crecimiento Geométrico
El primer principio es una propiedad fundamental y evidente de todas las poblaciones que viven bajo ciertas condiciones de recursos ilimitados. Este principio se manifiesta como un crecimiento geométrico uniforme.
Segundo Principio: La Cooperación entre los Individuos
El segundo principio de la dinámica de poblaciones reconoce que los individuos pueden ayudarse mutuamente en su lucha por la supervivencia y reproducción, lo cual puede afectar la función de R. El principio de la cooperación se observa cuando los organismos forman manadas, bancos, cardúmenes, colonias y bandadas que les ayudan a obtener recursos o a escapar de los depredadores. Es más probable que se formen agregaciones cuando las poblaciones son densas, y los beneficios recibidos de la cooperación a menudo se incrementan con la densidad de la población, lo que puede resultar en una retroalimentación positiva en la función de R.
Tercer Principio: La Competición Intraespecífica por Recursos Limitados
El tercer principio surge de la premisa ecológica básica de que los organismos tienen problemas para aprovechar recursos, o se hacen más vulnerables a enemigos naturales, a medida que sus poblaciones se hacen más grandes. Esto resulta en una disminución de la reproducción y/o la supervivencia, lo que supone una retroalimentación negativa de la función de R. Este fenómeno se denomina generalmente competición intraespecífica por recursos limitados, e incluye la idea de espacio libre de enemigos como un recurso.
Los tres principios ecológicos descritos hasta aquí expresan los efectos de unos individuos sobre los de su misma especie, es decir, implican efectos intraespecíficos. En contraste, los dos principios siguientes tratan el hecho de que las poblaciones naturales están incluidas en una red de interacciones con otros organismos, así como con su medio ambiente físico, y esto puede dar lugar a bucles de retroalimentación que impliquen a más de un agente dinámico.
Cuarto Principio: La Interacción Interespecífica o Causalidad Circular
El cuarto principio de la dinámica de poblaciones es la interacción entre especies o causalidad circular. Expresa el hecho de que la abundancia de una determinada población de una especie está controlada por la abundancia de otras especies presentes en su hábitat.
Por ejemplo, las interacciones interespecíficas entre un depredador y su presa pueden crear una retroalimentación negativa entre ambas especies, en el sentido de que incrementos en el número de presas resultan en aumentos del número de depredadores (a través de un incremento en la reproducción) y esto se retroalimenta reduciendo el número de presas (a través de un incremento en la mortalidad). Royama (1977) muestra cómo un sistema de este tipo puede reducirse a una relación de segundo orden para una especie, de manera que la tasa de crecimiento per cápita de la población de la presa depende de su densidad en uno y dos pasos de tiempo previos. En otras palabras, la función de R de la presa se controla por retroalimentaciones de primer y segundo orden.
Quinto Principio: Los Factores Limitantes
El quinto principio también considera el hecho de que las poblaciones pueden verse afectadas por muchos bucles de retroalimentación que implican a muchas diferentes especies y factores físicos. Si todos estos procesos de retroalimentación potenciales fuesen a funcionar simultáneamente, la dinámica de poblaciones sería por lo general extremadamente compleja o incluso caótica. El hecho es que la mayoría de las poblaciones naturales están caracterizadas por dinámicas de primer o segundo orden, unas pocas por tercer orden y ninguna, según Berryman, por dinámicas de orden superior.
Esto sugiere que sólo una o dos especies dominan la estructura de retroalimentación de una población en un momento y lugar dado. Estas especies se consideran a menudo como factores limitantes, una idea que parte de la ley del mínimo de Liebig (1840) y que es apoyada por experimentos que muestran que las interacciones fuertes son las que dominan la dinámica de redes tróficas.