Dinámicas de la Criminalidad: Curva de la Edad, Paradoja de Robins y Prevención Situacional

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Teorías Dinámicas de la Criminalidad: La Curva de la Edad y la Paradoja de Robins

En la moderna Criminología, tiende a revalorizarse la importancia del factor de la edad y la llamada curva de la edad, al explicar los patrones conductuales delictivos de continuidad y cambio del comportamiento humano. Interesa estudiar los muchos y heterogéneos factores que interactúan e inciden en las carreras y trayectorias criminales. La edad es, sin duda, uno de los factores más sólidamente correlacionados con la comisión de hechos delictivos. Quetelet propuso su famosa curva de la edad para representar gráficamente el comportamiento de ese factor. La curva agregada de la edad sigue un recorrido ascendente muy acusado desde edades tempranas del individuo para descender después, también de forma vertiginosa, a partir de una edad que oscila entre los 20-25 años. Después es poco probable que el individuo se implique en hechos violentos.

Particular interés tiene la denominada paradoja de Robins, esto es, los dos fenómenos antagónicos que produce el trascurso del tiempo en el individuo: un fenómeno de continuidad de los patrones conductuales delictivos entre la adolescencia y la edad madura; y un fenómeno de cambio de los patrones delictivos iniciales que el sujeto abandona con la madurez. La existencia de una cierta continuidad en el comportamiento antisocial desde la infancia a la edad adulta es un interesante hallazgo de Robins. Robins observó que un porcentaje muy significativo de niños que habían llevado a cabo comportamientos antisociales, al llegar cierta edad, con el trascurso del tiempo, los abandona espontáneamente, no llegando a consolidar una carrera criminal, ni a delinquir en la edad adulta.

La Prevención Situacional

El modelo situacional se trata de un conjunto muy heterogéneo de teorías que contemplan el crimen como opción racional, utilitaria e instrumental. Altamente selectiva, propugnando, en consecuencia, una intervención específicamente dirigida a neutralizar aquellas situaciones de riesgo que ofrecen un mayor atractivo al infractor. La prevención situacional no se interesa por las causas del delito, sino por sus manifestaciones o formas de aparición, instrumentando programas que se limitan a neutralizar las oportunidades, pero deja intactas las raíces profundas del problema criminal. La prevención situacional centra todas sus investigaciones y programas de intervención en la delincuencia utilitarista de las bajas clases sociales urbanas, que alarma al ciudadano. Su mensaje es, por tanto, social y político criminalmente conservador y defensista. Se trata de intervenir el crimen sin analizar ni incidir en las raíces últimas de este doloroso problema social.

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