Dinámicas de Grupo en Trabajo Social: Enfoques Teóricos y Aplicaciones

Clasificado en Psicología y Sociología

Escrito el en español con un tamaño de 14,01 KB

Personas, Grupos y Redes: Perspectivas sobre el Trabajo Social con Grupos

1. Introducción

El proceso de socialización es la conformación de nuestra identidad y cultura, que nos permite llegar a ser miembros activos de la sociedad en la que vivimos. En este proceso, el grupo desempeña un papel fundamental como base de la socialización. Ante situaciones de debilidad, carencia o falta de adaptación al entorno, la dinámica de grupos ofrece un espacio privilegiado para la intervención.

Las personas somos siempre seres grupales, desde los grupos primarios (relaciones en las que se generan redes de apoyo o redes de contactos personales), hasta los grupos secundarios (en los que las relaciones son impersonales y predominan los procedimientos formalizados).

Este documento aborda tres perspectivas teóricas clave que han influido significativamente en el desarrollo del Trabajo Social con Grupos (TSG): el estructuralismo y el funcionalismo, la teoría del conflicto, y el interaccionismo simbólico y la etnometodología. Posteriormente, se examinarán dos características relevantes de las sociedades contemporáneas: los nuevos y viejos riesgos, y las redes como nueva estructura social. Finalmente, se presentarán las principales clasificaciones propuestas en el estudio de los grupos sociales.

La perspectiva fundamental desde la que se aborda el estudio de la dinámica de grupos enfatiza los procesos de inclusión social.

El objetivo de esta disciplina es abordar situaciones de vulnerabilidad personal y problemáticas sociales, utilizando la dinámica de grupos como un mecanismo eficaz de capacitación. Esto permite mejorar las habilidades necesarias para resolver problemas, potenciando la capacidad de interacción, y de ofrecer y encontrar apoyo social en situaciones de incertidumbre.

2. Perspectivas Teóricas sobre la Interacción Social

A lo largo del siglo XX, los planteamientos teóricos en las ciencias sociales, particularmente en la psicología y la sociología, han evolucionado, abandonando progresivamente los esquemas duales. Estas disciplinas, cada una desde su perspectiva, analizan los grupos sociales en sus funciones, características y tipos de comunicación, superando contraposiciones como conflicto/consenso, macro/micro o individualismo/colectivismo.

Se ha observado un movimiento general hacia la integración y síntesis teórica, buscando explicar procesos sociales y psicológicos que se resisten a cualquier tipo de reduccionismo.

Características Clave de los Grupos desde Diversas Perspectivas:

  • Los grupos son estructuras sociales (Estructuralismo y Funcionalismo).
  • En los grupos se dan procesos de conflicto y cambio (Teoría del Conflicto).
  • Los grupos se basan en la interacción e intercambio comunicativo de sus miembros (Interaccionismo Simbólico y Etnometodología).

2.1. Estructuralismo y Funcionalismo

El estructuralismo, junto con el funcionalismo, se consolidó como el paradigma teórico dominante en las décadas de 1950 y 1960. Se centra en la noción de estructura, entendida como sistema o conjunto de sistemas. Los elementos de la estructura solo pueden entenderse en función de sus conexiones con otros elementos y con la estructura en su totalidad, lo que subraya el carácter condicionante y la mayor estabilidad de las estructuras sociales. Las estructuras posibilitan la acción personal, pero también la limitan.

El objetivo de las ciencias sociales es aislar y describir las estructuras que una sociedad utiliza para percibir, relacionar e interpretar sus experiencias. El conjunto de estas estructuras es lo que Lévi-Strauss (1978: 22) denominó cultura.

El funcionalismo analiza las funciones referidas a las condiciones necesarias para la existencia del sistema social. Los funcionalistas creen en la existencia de los denominados «requisitos funcionales universales». Sostienen que, para que cualquier sistema social sobreviva, deben cumplirse ciertas funciones o necesidades. Los funcionalistas se centran en cómo diversas prácticas sociales satisfacen las principales necesidades de un sistema amplio en el que tales prácticas están inmersas.

La figura central de esta corriente es Talcott Parsons, seguido por su discípulo Robert K. Merton.

La Teoría General de la Acción de Parsons intenta resolver la aporía entre el carácter estructurado de la acción y la imposibilidad de reducir esta última a los condicionantes externos.

Se trata de una mediación en la que el actor vislumbra un fin, pero no puede desentenderse de la situación en la que se encuentra. Esta situación está compuesta por dos elementos distintos: las condiciones (incontroladas) y los medios (o recursos sobre los que sí existe control).

El sistema general de la acción de Parsons se compone de cuatro subsistemas:

  • El organismo biológico humano, que proporciona energía a la persona y se orienta a la adaptación al medio.
  • El sistema de personalidad, que se orienta a la consecución de objetivos y es el resultado del proceso de socialización (cuya asimilación es diferente en cada persona).
  • El sistema social, que persigue la integración de las partes.
  • El sistema cultural, que persigue el mantenimiento de pautas, ofreciendo los valores necesarios para la integración de la personalidad de los actores sociales en los sistemas.

«El sistema social es solo uno de los tres aspectos de la estructuración de un sistema total concreto de acción social. Los otros dos son los sistemas de la personalidad de los actores individuales y el sistema cultural que se establece en sus acciones. Cada uno de los tres es independiente (ninguno de ellos es reductible a los términos de ninguno de los otros dos, ni a una combinación de ellos). Cada uno es indispensable para los otros dos, en el sentido de que sin personalidades y sin cultura no existiría ningún sistema social; lo mismo puede decirse de las relaciones lógicas posibles entre cada uno de los sistemas y los otros dos. Sin embargo, esta interdependencia e interpenetración es algo muy diferente de la reductibilidad.»

El concepto de sistema es esencial en su obra:

  • La definición de sistema social: la interacción de los individuos, donde cada miembro es a la vez actor (con metas, ideas, actitudes, etc.) y objeto de orientación, tanto para los demás actores como para sí mismo. El sistema social es la estructura permanente que organiza la relación entre un actor y una situación.
  • Las características de todo sistema social: estructuración, requisitos funcionales y dinámica interna (los sistemas sociales cambian de manera ordenada).
  • En la teoría de Parsons, debe destacarse el papel que desempeña el concepto de función: se trata del conjunto de actividades encaminadas a la satisfacción de las necesidades del sistema.

Parsons identificó cuatro necesidades básicas a las que corresponden cuatro clases de funciones:

  • A (Adaptación)
  • G (Consecución de objetivos)
  • I (Integración)
  • L (Latencia o estabilidad normativa, que hace posible el mantenimiento de pautas)

Las relaciones que se establecen entre estos cuatro elementos dan cuenta de los procesos de evolución y cambio del sistema.

La sociedad puede definirse como «un tipo de sistema social, en cualquier universo de sistemas sociales, que alcanza el nivel más elevado de autosuficiencia como sistema en relación con sus ambientes» (Parsons). «Cuando el sistema social adquiere un carácter “persistente”, puede hablarse de sociedad.» Tal resultado de estabilidad y permanencia sistémico-social depende de unos prerrequisitos funcionales o garantías de cohesión en los tres órdenes reseñados: natural, personal-motivacional y cultural.

Robert K. Merton, discípulo de Parsons, elaboró una teoría funcionalista sobre la sociedad basada en las críticas a los principios erróneos del funcionalismo inicial. Establece una distinción entre las funciones, que son positivas para la estabilidad e integración del sistema, y las disfunciones, que reducen la adaptación o ajuste de un sistema dado. También distinguía los elementos no funcionales: aquellos que no son relevantes o carecen de importancia para un sistema social dado. Al analizar las funciones, introdujo los conceptos de función latente y función manifiesta.

  • Función latente: Aquella que no es intencionada.
  • Función manifiesta: Aquella que es intencionada.

Finalmente, integra en su teoría el concepto de consecuencias no previstas, que pueden llevar a que el resultado final sea opuesto a la intencionalidad de los actores sociales.

El análisis funcional debía partir del siguiente principio: existen varios niveles de análisis funcional (la sociedad en general, las organizaciones, las instituciones, los grupos). Frente a la gran teoría de Parsons, Merton propugna la teoría de nivel medio, que se centra en analizar un ámbito acotado de los fenómenos sociales, favoreciendo así el establecimiento de conexiones adecuadas entre el discurso teórico y la investigación empírica.

2.2. La Teoría del Conflicto

Su principal exponente es Ralf Dahrendorf. La sociedad siempre presenta una doble vertiente: el conflicto y el consenso. Estos deben ser analizados para comprender cómo se integran los valores en la sociedad, cómo surgen los conflictos de intereses y cuál es la naturaleza del vínculo que permite mantener unida a cualquier sociedad.

Los procesos de conflicto y consenso están interrelacionados. Dahrendorf elaboró una teoría del conflicto basada en el análisis de la autoridad, la cual reside en las posiciones que ocupan las personas (no en ellas mismas). El objetivo de esta teoría es analizar el conflicto entre dichas posiciones.

Analizó lo que denominaba «grupos de conflicto», así como los procesos de conflicto y cambio. «Dahrendorf afirmaba que, una vez constituidos, los grupos de conflicto se involucran en acciones que provocan cambios en la estructura social. Cuando el conflicto es agudo, los cambios son radicales; cuando va acompañado de violencia, es súbito. Los sociólogos deben tener en cuenta la relación entre el conflicto y el cambio, así como la relación entre conflicto y el statu quo.» La gestión adecuada de los conflictos, el papel de la autoridad y el liderazgo dentro del grupo, y el cambio personal y grupal, son aspectos cruciales en el desarrollo de la vida de un grupo.

2.3. Interaccionismo Simbólico y Etnometodología

El Trabajo Social (TS) se plantea tres tipos de problemas:

  • Los relacionados con la estructura del grupo (cómo estructurarlo y darle cohesión).
  • Los derivados del conflicto y el cambio dentro del grupo.
  • Los relacionados con las interacciones entre los participantes (que se basan en el lenguaje).

El interaccionismo simbólico y la etnometodología se centran en las prácticas comunicativas y en el ámbito microsocial para el Trabajo Social. Herbert Blumer acuñó el término «interaccionismo simbólico» y lo postuló como programa teórico alternativo al funcionalismo.

Según Mead, la dimensión social de la persona descansa en el proceso de comunicación.

La socialización es un proceso de interacción en el que cada persona se autorregula interiorizando la pauta general de acción, a la vez que puede evaluarla y reorientarla en un permanente ejercicio de revisión.

Lo que constituye una persona es el proceso social de influir sobre otros en un acto social, para luego adoptar la actitud de los otros que ha sido provocada por el estímulo y, finalmente, reaccionar a su turno frente a esta reacción.

Mead postula que la relación personalidad-sociedad (el yo y el ) remite a una suma concreta de individuos que, en su interacción, modifican su propia psicología e incluso la realidad intersubjetiva global. El self es el individuo social que sedimenta los frutos de la introspección (o diálogo consigo mismo), impacta los «gestos» ajenos y desarrolla respuestas.

El self o personalidad se estructura a través de dos fases entrelazadas: el yo («la respuesta del organismo a las actuaciones de los otros») y el («la serie organizada de actitudes de los demás que uno mismo asume»). El yo es el elemento nuevo; el es el que corresponde al «otro generalizado». En el yo residen los aspectos creativos del self, siendo la fuente de la innovación. En el residen el conjunto de actitudes y normas de los demás que se han internalizado y han sido asumidas por el actor. En el reside el control social.

A través de la interacción social, asumimos roles, organizamos nuestras experiencias y desarrollamos, mediante la representación de la perspectiva del otro generalizado, el pensamiento abstracto y la objetividad, formando así la personalidad. La personalidad no existe antes de la interacción social. Se produce la interiorización de las actitudes sociales que constituyen el yo. En este proceso no se elimina la peculiaridad de cada persona; cada self tiene su propia peculiaridad, sus propias y únicas pautas.

Blumer formula lo que Mead denominó «interaccionismo simbólico». Su objetivo principal lo constituye el análisis de los símbolos que median la interacción. Sus cuatro premisas son:

  • La creatividad del sujeto y su capacidad de interacción.
  • El orden social depende de las prácticas recurrentes basadas en una interpretación idéntica.
  • El cambio social es posible porque las personas redefinen sus actos y establecen previsiones que les llevan a nuevos tipos de comportamiento.

Entradas relacionadas: