Dionisio y Apolo: Dualidad y Tragedia en la Antigua Grecia
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Dionisio y Apolo: Dualidad y Significado en la Antigua Grecia
Para los antiguos griegos, Dionisio era la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer (fiestas y vino), el dolor y la resurrección. Es el inspirador de la locura ritual y el éxtasis. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. Fue él quien enseñó a los hombres a cultivar la vid y a fabricar el vino. Moría cada invierno y resucitaba en la primavera, y con él renacían también los frutos de la tierra. Para celebrar su resurrección se organizaban grandes fiestas con rituales orgiásticos. Contrastaba con Apolo, dios del sol, que simbolizaba la armonía, el orden y la razón. Sin embargo, los griegos pensaban que las cualidades de ambos eran complementarias: los dos dioses son hermanos.
El Origen de la Tragedia Griega
Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor al dios Dionisio, en los que no solamente se le alababa, sino que a menudo se contaba una historia. Se cree que fue creada en el siglo VI a.C. por el poeta ateniense Esquilo, quien introdujo el papel de un segundo actor, aparte del coro. Las obras se comenzaron a representar en festivales en honor de Dionisio. El festival más importante, las Grandes Dionisíacas, tenía lugar en Atenas durante cinco días de cada primavera. Para esta celebración, los grandes dramaturgos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron sus magníficas tragedias.
Las historias están basadas, en su mayoría, en mitos. La tragedia es una historia en la que personajes nobles se enfrentan a conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace fatal.
La Tragedia Griega según Nietzsche
Según Nietzsche, la tragedia se basa en un desbordante sentimiento de vida y de fuerza, dentro del cual el mismo dolor actúa como estimulante. Se abandona la individualidad, se acepta el destino, con lo que se adquiere la sensación de la plenitud de la vida. Es la vida regocijándose al sacrificar a sus tipos más altos, no para purificarse, sino para afirmar el eterno placer del cambio, que incluye también el placer de destruir.
Nietzsche pone en evidencia el contraste entre dos elementos principales de la tragedia: por un lado, lo dionisíaco (la pasión que experimenta el personaje) y, por otro, lo apolíneo (la sabiduría y la justicia, que es el elemento racional simbolizado por el dios Apolo). Este contraste es la base de la némesis, el castigo divino que determina la caída o la muerte del personaje.
La Visión Griega de la Vida y el Arte
Los griegos sabían que la vida era terrible, inexplicable y peligrosa, pero no se entregaban al pesimismo. Podían eludirlo de dos formas:
- Cubriendo la realidad con un velo estético, creando un mundo ideal de proporción y de belleza. Este es el arte apolíneo, que en la Grecia antigua se expresaba en las artes épicas y plásticas.
- Afirmando y abrazando la existencia con toda su oscuridad y sufrimiento. Ésta es la actitud dionisíaca, y sus formas artísticas peculiares son la tragedia y la música. La música no es una copia de la realidad como ocurre en la pintura; la música es la realidad misma, la expresión de la voluntad.
La Crisis de la Cultura Griega
Para Nietzsche, la cultura griega entró en crisis cuando Eurípides intentó eliminar de la tragedia el elemento dionisíaco en favor de elementos morales, eliminando para ello el coro. La clara luminosidad de la vida se transformó en la superficialidad de la razón, cuyo máximo representante es Sócrates.