El Directorio Militar y Civil de Primo de Rivera: Un Análisis Detallado

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El Directorio Militar (1923-25)

En esta fase, la Dictadura se presentó como una solución provisional. Se estableció un Directorio militar, presidido por Primo de Rivera, encargado de gobernar el país. Primo concentraba en sus manos todos los poderes (ejecutivo, judicial y legislativo) y el resto de los militares solo le asesoraban. Suspendió la Constitución de 1876 y las garantías constitucionales, disolvió las Cortes y militarizó la Administración, colocando en los puestos clave a militares (gobernadores provinciales, delegados del gobierno en los ayuntamientos). Además, se promulgó la para combatir la corrupción política y el , que, junto con la creación de la figura del delegado gubernativo, buscaba erradicar el caciquismo.

En 1924, nació la Unión Patriótica (UP), un movimiento político de apoyo a la Dictadura con un programa regeneracionista, que en la práctica funcionó como partido único. La UP intentó, sin éxito, aglutinar un amplio espectro político, pero se convirtió en un instrumento de propaganda oficial, integrando a políticos fracasados y oportunistas.

El general prohibió los sindicatos y las huelgas, manteniendo el orden mediante la represión. Se mostró particularmente duro con los nacionalistas catalanes, eliminando la Mancomunidad y prohibiendo el uso oficial de la lengua y la bandera catalanas.

Primo de Rivera ganó popularidad al finalizar victoriosamente la guerra de Marruecos. En una acción militar conjunta con Francia contra Abd-el-Krim (que había atacado la zona francesa del Protectorado), las tropas españolas desembarcaron en la bahía de Alhucemas (septiembre de 1925) y vencieron a los rifeños. Abd-el-Krim al-Jattabí se rindió.

El Directorio Civil (1925-1930)

Se constituyó en diciembre de 1925. Con él, Primo quiso establecer un régimen estable. Entraron seis civiles en el Directorio, entre los que destacaron Martínez Anido en Gobernación y José Calvo Sotelo en Hacienda. En 1927, convocó la Asamblea Nacional Consultiva, cuya función era asesorar e informar al dictador, formada en 4/5 partes por miembros de la UP. Era un sistema representativo corporativo. Su tarea fue preparar un proyecto de Constitución para legitimar la dictadura; el texto no se aprobó.

La Dictadura se benefició de una buena coyuntura económica. La economía creció gracias a las medidas de Calvo Sotelo, destinadas a fomentar la industrialización con el intervencionismo estatal y a mejorar la agricultura y el comercio exterior. Hubo un extraordinario desarrollo de las obras públicas y las infraestructuras. Se crearon los Comités Paritarios, organismos oficiales compuestos por representantes de patronos y obreros, y un representante del gobierno. De influencia fascista, su función era resolver los conflictos laborales. Los socialistas de la UGT participaron en estos Comités, implementando una política reformista (viviendas obreras, mejoras asistenciales). Sin embargo, fueron criticados por los comunistas y anarquistas, que eran perseguidos por el régimen. También colaboraron los Sindicatos Libres (próximos a la extrema derecha). La Dictadura fracasó en la cuestión catalana. La represión nacionalista radicalizó al catalanismo, surgiendo un nuevo partido, Estat Catalá, con Francesc Maciá como líder.

Crecieron los opositores al régimen (republicanos, anarquistas, comunistas, nacionalistas, y también los antiguos partidos de la Restauración). Un sector del ejército se enfrentó a Primo por problemas de ascensos, organizando conspiraciones como la Sanjuanada (1926). La mayoría de los intelectuales formaron parte de la oposición; destacaron Unamuno, que fue deportado, Ortega y Gasset y Marañón. Los estudiantes protagonizaron revueltas en la universidad. Desde 1928, se hizo patente la decadencia de la dictadura. Los socialistas la abandonaron al aumentar la conflictividad social por el cambio de coyuntura económica. Las relaciones con Alfonso XIII se deterioraron, presionado el rey por los políticos conservadores y liberales que deseaban volver al parlamentarismo. Además, Primo se encontraba gravemente enfermo. En enero de 1930, dimitió y se exilió a París, donde murió poco después.

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