Discurso de Juan Carlos I: Transición Española y Legado Político
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Estamos ante el primer mensaje de D. Juan Carlos como rey al pueblo español, pronunciado en acto solemne ante las Cortes Orgánicas dos días tras la muerte de Franco. Se trata de un texto político, público.
El autor es el propio monarca, nieto de Alfonso XIII y que sucede a Franco tras su muerte. Este tuvo relaciones tensas con Franco, por su publicación del Manifiesto de Lausana, que promovía la monarquía democrática como alternativa al régimen.
El discurso, dirigido a todo el pueblo español, se inicia lamentándose por la muerte de Franco, y manifiesta posteriormente que "comienza una nueva etapa en la historia de España", apostando por el cambio y el fin del régimen franquista.
El texto hace una aproximación a los nacionalismos y autonomías, en "a todos los pueblos de España".
Hace referencia también a los derechos sociales y económicos, así como a las libertades de los españoles.
Por último, menciona su papel al frente del Ejército, patriótico y disciplinario, y muestra su consideración y respeto a la Iglesia.
En definitiva, un discurso que apuesta por el cambio: el respeto de las libertades, los principios constitucionales o el fin del régimen franquista.
La etapa final del franquismo se caracterizó por los movimientos de protesta contra el régimen, huelgas, escaladas terroristas, mientras la oposición iba configurando el futuro democrático de España, donde el PSOE y PCE formaban la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática.
Tras la muerte de Franco, el rey, con la ayuda de Adolfo Suárez, reformó el sistema desmantelando el franquismo desde dentro, proceso acelerado gracias al acuerdo entre el poder y la oposición.
D. Juan Carlos, que toma el poder a pesar de la difícil posición en la que se encontraba por el desconfío de los franquistas, mientras que algunas fuerzas democráticas lo veían como el sucesor de Franco, renunció a sus enormes poderes y permitió a los españoles decidir. Fue toda una hazaña pasar de una dictadura a una democracia sin provocar un nuevo enfrentamiento civil.
El gobierno de Suárez cambió el clima político al país, pues calma la posición rupturista de la oposición y contacta con ella directamente. La nueva ley de reforma política reconocía aspectos como la soberanía popular o la inviolabilidad de los derechos fundamentales, aprobada por mayoría, y supone la disolución de las Cortes franquistas. Se habían establecido así las bases para desmantelar el franquismo, para lo que hacía falta ahora llegar a acuerdos con la oposición, la cual renunció a la ruptura y aceptó el olvido del pasado para evitar tensiones, lo que dio resultados muy positivos en la transición.
Sin embargo, este proceso se veía frenado por las acciones violentas de los grupos de extrema izquierda, extrema derecha y las manifestaciones del país vasco (secuestros de políticos, muertes de manifestantes...). Tras la supresión del TOP, la concesión de una nueva amnistía y la ley electoral, y la legalización de los partidos políticos, se convocan unas nuevas elecciones para 1977, las cuales no se habían celebrado desde 1936, a la que se presentan partidos como el PCE de Santiago Carrillo (que produce la crispación de las fuerzas armadas), el PSOE, el PSP o el UCD.