Doctrina de la Iglesia sobre el Amor, la Sexualidad y la Orientación Homosexual

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La Doctrina del Amor y la Sexualidad Humana: Perspectiva Integral de la Iglesia

5. La Dimensión Ecológica del Amor y la Sexualidad

El ser humano posee una fuerte pulsión sexual. A diferencia de los animales, para nosotros, el impulso sexual está mediado por nuestra interioridad espiritual. Nos damos cuenta de su presencia y estamos llamados a orientar ese impulso hacia nuestro bien integral como personas, movidos por el amor.

Nuestro concepto de la sexualidad dependerá intrínsecamente de cómo entendamos el amor. Una persona dominada exclusivamente por su pulsión erótica no logra vivir su sexualidad plenamente, impidiendo la armonía de toda la persona.

El Sexo como Donación y Creatividad

El verdadero desafío es aprender a amar de verdad con el cuerpo y el corazón, viviendo el acto sexual como un verdadero acto de donación y creatividad.

La estimulación sexual fuera del amor conyugal supone que el yo se cierra sobre sí mismo, lo que debilita la capacidad del corazón para amar y empobrece a la persona. En estos casos, se instrumentaliza a la otra persona como un medio para buscar el propio beneficio. Por eso, la masturbación y la pornografía desfiguran la sexualidad, que está destinada a ser un lenguaje de amor.

8. Relación entre Personas del Mismo Sexo: El Valor de la Amistad

Las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo se enmarcan, primariamente, en el amor de la amistad.

La Iglesia no pide a nadie que se abstenga de amar; por el contrario, anima a que todos lo hagan de una manera total y completa, del modo apropiado a cada caso. La enseñanza eclesial pide a quien siente atracción hacia personas de su mismo sexo que diga no al acto homosexual para que diga al verdadero bien del amor entre personas del mismo sexo, que es la amistad sincera y desinteresada.

Es fundamental recordar que el mensaje de la Iglesia sobre la virtud de la castidad es el mismo para todas las personas, independientemente de su orientación sexual.

9. ¿Cómo Valora la Iglesia la Homosexualidad?

La doctrina establece que Dios ha creado al ser humano como varón y mujer y los ha destinado uno para el otro, también en lo corporal, dentro del orden de la creación.

La Iglesia acoge sin condiciones a las personas que presentan atracción homosexual. Estas personas no deben ser discriminadas por la Iglesia.

Al mismo tiempo, la Iglesia afirma que todas las formas de encuentros sexuales entre personas del mismo sexo no corresponden al orden natural de la creación. La Iglesia sostiene que el hombre y la mujer están hechos para complementarse y para la relación recíproca que permite la procreación.

Por ello, la Iglesia no puede aprobar las prácticas homosexuales, pero los cristianos tienen el deber de respetar y amar a todos los hombres, con independencia de su orientación, porque todos ellos son amados por Dios.

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