El Dominado Romano: Transformación Imperial, Tetrarquía y Características Clave
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El Dominado Romano: Transformación Imperial y Características Clave
Del 235 al 284 d.C. se vivió una profunda anarquía militar en el Imperio Romano. En ese año, con la subida al trono de Diocleciano, se puso fin a este periodo de inestabilidad. Con su llegada al poder, se instauró un nuevo sistema de gobierno conocido como la Tetrarquía.
Este sistema estableció un gobierno basado en dos augustos y dos césares. El emperador principal, Diocleciano, sería el augusto de la capital. Los césares actuaban como auxiliares de los augustos y estaban destinados a sucederlos, ocupando la primera línea de sucesión. Esta nueva estructura abrió el camino a la división del Imperio en Oriente y Occidente.
Más tarde, con Constantino, la capital se trasladó a Constantinopla. A la muerte de Teodosio I, sus hijos dividieron definitivamente el Imperio: el Imperio Romano de Oriente (bajo Arcadio) y el Imperio Romano de Occidente (bajo Honorio).
Occidente caería en manos de los pueblos bárbaros en el año 476 d.C., marcando el fin de esta parte del Imperio (el último emperador del Imperio Occidental fue Rómulo Augústulo). Durante esos siglos, el Imperio Oriental alcanzaría su apogeo, perdurando hasta el 1453 d.C.
Características del Dominado Romano
El periodo del Dominado se caracterizó por una serie de rasgos distintivos que transformaron profundamente la naturaleza del Imperio:
- El primer rasgo distintivo de este gobierno fue el absolutismo: el poder omnímodo del emperador en cualquier materia, quien ni siquiera quedaba obligado por sus propias leyes.
- El segundo rasgo fue la teocratización del Imperio. Desde Constantino, los emperadores se declararon cristianos, y el fundamento de su poder residía en la divinidad.
- El tercer rasgo fue el militarismo. El ejército también fundamentaba el poder del emperador (por ejemplo, bajo Justiniano se estima que había 500.000 efectivos).
- En cuarto lugar, se observó un enorme intervencionismo del Estado en todos los ámbitos de la vida pública.
- El quinto rasgo fue una altísima burocratización y funcionarización, necesaria para la centralización del poder en el emperador.
- El sexto rasgo, consecuencia directa de los anteriores, fue una altísima presión fiscal sobre la población.
- El séptimo rasgo fue la orientalización del poder. Las costumbres orientales, como la ostentación y la sacralización del emperador, eran distintas a las tradiciones romanas previas.
- El octavo rasgo es que, puesto que el emperador ya no era un prínceps (primer ciudadano) sino un dominus (señor), los ciudadanos se convirtieron en súbditos del emperador, perdiendo su estatus de ciudadanos libres.